martes, 15 de enero de 2013

LA LEYENDA DE SAN AGUSTÍN - Capitulo 6 "Rompiendo las reglas"



A
l caer la tarde, la Madre Superiora convocó una Junta Directiva extraoficial, era una reunión algo secreta y a puerta cerrada.
– El motivo de esta reunión es para que todos podamos mantener la calma – anunciaba la Madre Superiora – ha ocurrido una desgracia, y hasta que las autoridades hayan esclarecido el caso, no podemos sacar conclusiones, ni mucho menos perder el control de esta institución, que bien todos sabemos que sirve de retiro espiritual y de adiestramiento para aquellos que desean servir en las filas del Señor.
– Disculpe que la interrumpa Madre – intervino el Padre Camilo – pero todos estamos indignados por la extraña muerte de la Hna. Rita.
– Así es – acotó otra monja – no podemos pasar por alto el asesinato de una sierva de Dios, ni mucho menos aquí en el Convento.
– estamos aterrados
– pero no podemos demostrárselo a los que dependen de nosotros.
– Si, pero aun así, es inhumano.
– tal vez sea por la maldición de la leyenda – expresó la Hna. Isabel.
   Todos callaron al mismo tiempo que sus miradas se posaban en la hna. Isabel.
– No sea absurda – le dijo la Madre Superiora con un tono de soberbia – Una hija de Dios no puede dejarse llevar por una leyenda tonta.

– Disculpe Madre, pero entonces ¿Por qué está prohibido quedarse fuera de sus habitaciones después de las 8pm?
– ¿Está Ud. Cuestionando las reglas?
– No, es que si ustedes no creen en ninguna leyenda, ni maldición, ¿Por qué el toque de queda?
– Eso no está en discusión, es una tradición, eso permite que estemos más en comunión con Dios en vez de estar vagueando por los alrededores.
– No fue mi intensión crear controversias – se disculpó la Hna. Isabel – lamento si pasé por encima de su autoridad.
– Disculpa aceptada Hermana Isabel.
   La reunión había finalizado, muchos quedaron convencidos, pero otros como la Hna. Isabel aun tenían la sospecha de que la Madre Superiora o alguien del rango mayor de la Directiva, estaba ocultando algo, un secreto que de ser revelado crearía un caos total en el misterioso convento.

   La noche estaba llegando y los últimos rayos de sol apenas se veían en el gran valle donde estaba ubicado el Convento, pronto vendría la hora de dormir, o por lo menos, de encerrarse en sus cuartos. Sin embargo, Ricardo, Samanta y Adrián planeaban algo para esa noche, …bueno… en realidad Ricardo y Samanta obligaron a Adrián a salir esa noche e investigar la veracidad de tal leyenda.
– Algo malo nos va a pasar – decía Adrián asustado – estamos rompiendo las reglas.
– Ssshhtt, nos van a oír.
– Vamos a ver si ese tal San Agustín se nos va a aparecer
– Quiero ver como me va a ahorcar un maldito fantasma.
– entonces ¿si crees en la leyenda?
– claro que no, y lo probaré.
   Los tres jóvenes llegaron al jardín principal, vestían las típicas túnicas de monjes las cuales le ayudaban a esconder sus rostros. Eran mas de las ocho, y nada, pero absolutamente nada se oía en el ambiente, ningún carro transitando en la lejanía, ningún grillo cantando… ¡Nada!, era como si la naturaleza se hubiese quedado muda. Pasaron unos veinte minutos cuando oyeron el sonido de un chorro de agua que caía, los muchachos fueron a ver de donde provenía el sonido y al llegar vieron algo insólito, algo que jamás había ocurrido en años, la fuente principal que había dejado de funcionar hace casi 200 años desde la muerte del Padre Agustín, estaba funcionando de nuevo, sus pequeños chorros salían de sus esquinas y bañaban la superficie, la fuente volvía a salpicar y regar su arquitectónica y medieval forma.
– ¿Están viendo lo mismo que yo? – preguntó Samanta
– No puedo creerlo – dijo Adrián – es extraño y…
– sobrenatural – interrumpió Ricardo.
– No vengas con eso, debe haber una explicación lógica.
– ¿Cómo cual?
– ¡Miren eso! – exclamó Ricardo – miren lo que hay en la fuente
– ¿son manzanas? – preguntó confuso Adrián – ¿Cómo llegaron esas manzanas allí?
– Eso quisiera saber yo – dijo furiosa Samanta – alguien me debe estar jugando una broma.
   Los tres chicos comenzaron a sacar las manzanas de la fuente, cuando de pronto una sombra tras ellos los espantó, definitivamente alguien o algo los asechaba, sus corazones latían mas rápido mientras oían unos pasos que se acercaban.

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