martes, 15 de enero de 2013

EL INEFABLE DÍA TRECE - Capitulo 20 "El Unicornio"



G
racy y Leticia fueron llevadas a la Jefatura principal de la Provincia de Arica a unos kilómetros cerca de la Posada. Los demás huéspedes continuaron su viaje, menos Luisana quien canceló su visita a la boda y acompañó a su nuevo novio Ted a pasar un día en el Hotel San Martin con los gastos pagos, ya que era el último día que le quedaba a él.
   Al otro día en las hermosas playas de San Martin, Luisana estaba pensativa mientras tomaba el sol con Ted.
—¿Qué te ocurre? — preguntó Ted.
—Es que todo lo de mi sueño ocurrió, la vaca, el maíz, la muerte de alguien, el espejo y los jaguares, pero el unicornio nunca pasó.
—Bueno, no esperarás que aparezca ahora un unicornio.
—No literal, pero por lo menos simbólicamente, o eso pensaba yo, creo que después de todo no soy tan presuntuosa.
—Deja de pensar en lo sucedido en esa Posada, más bien dale gracias a Dios que saliste con vida después de convivir con dos asesinas de sangre fría.
—Tienes razón Ted, al diablo con el unicornio —dijo Luisana.
   Mientras tanto la Posada Maizén seguía funcionando normalmente, Julián y Víctor aún se encontraban allí terminando el informe oficial del caso, al que llamaron “Caso del Trece” por las numerables situaciones en el que ese número aparecía de una u otra forma, al terminar el informe Julián le pregunta a Víctor:
—¿Qué fecha es hoy Thor? Para que firmemos el informe.
—14 de Diciembre Julián.
   De inmediato ambos se miraron boquiabiertos uno al otro, su asombro se hizo notable y aún en su asombro Julián respondió:
—Es decir que ayer fue trece.
—Si, de nuevo el trece.
—En ese caso firmaré el informe con fecha de ayer, —dijo Julián y escribió 13 de Diciembre.
—¿Qué habrá pasado con el unicornio?
—Ah sí, el del sueño de Luisana, ni idea, tal vez ella no era tan acertada. No podía pegarlas todas.
—Sí, creo que tienes razón.
   Ya iban saliendo los dos oficiales al departamento de Policía en la capital, cuando recibieron una llamada del teléfono de la posada.
—¡Como! —dijo Julián— ¿A que hora?... Sí, vamos para allá… Muchas gracias —y colgó, luego le dijo a su compañero: —Vamos a la Jefatura porque algo pasó con Mel y Tamara.
—¿Qué habrá sido? Creo que nada me sorprendería.
   A los veinte minutos los oficiales Montiel y Almarza estaban en la jefatura.
—¿Qué sucedió Señor? —preguntó Julián al Guardia de la jefatura.
—La Señora Leticia, o Mel, fue encontrada muerta en su celda esta mañana con un frasco de pastilla medio vacío y una nota.
—¿Cómo consiguió todo eso?
—No tengo idea Señor, nosotros la registramos bien.
—Así de bien lo harían —dijo Julián sarcásticamente reluciendo la ineptitud de los guardias.
—¿Qué dice la nota? — preguntó Víctor.
—Aquí la tienen señores — dijo un guardia y ambos la leyeron:

   “Ya no quiero continuar con este estilo de vida, estoy cansada de huir, donde vaya siempre me encontrarán o alguien me reconocerá. Debí quedarme en Puerto Rico, pero ahora ya no importa. Me encontraré con Tommy en el infierno; Como lo siento Brian, lamento tanto que haya terminado así… Leticia.”

—Entonces fue suicidio.
—Así parece Julián, creo que tenemos otro caso.
—¿Cómo? ¿Investigaremos la muerte de una asesina?
—Tal vez, y ¿Cómo está la otra detenida? —preguntó Julián.
—Gracy o Tamara escapó anoche Señor — respondió el guardia.
—¿Cómo? ¿Se dan cuenta de lo que hicieron? — preguntó consternado Víctor.
—Creo que debemos  investigar si Leticia se suicidó o si Gracy tuvo algo que ver. ¿Cómo escapó ella?
—Atacó a uno de nuestros guardias de turno y le robó las llaves, ya tenemos un escuadrón buscándola, no debe estar lejos. — dijo un oficial de la jefatura.
—Eso es lo que creen, no se imaginan lo astuta que es esa chica, de seguro debe estar rumbo a otro país. — recalcó Julián.
—Que chica tan pertinaz, pero… ¿sabes que otra cosa es curiosa Julián? —dijo Víctor— Que ayer éramos sólo trece huéspedes en la posada.
   Julián se puso a contar.
—No Thor, sólo éramos doce: La Srta. Geribeth, su manager Robbie, Anya, los dos hermanos Casetti,  Cindy, Ted, Luisana, Tamara, el Sr Combs, Tú y Yo. —dijo Julián— recuerda que ni Mel ni el Sr Maizén cuentan como huéspedes porque ellos trabajaban allí.
—Eso ya lo sé
—¿Entonces quien era el huésped número trece?
—El hijo de Cindy que crecía en su vientre.
—Tienes razón Thor —dijo Julián sonriendo— Gracias a Dios que estás tú aquí para darle ese buen humor a todo este asunto interesante.

   Transcurrieron más de dos meses, Marco y Cindy planeaban su boda, Cindy quería casarse pronto antes que su barriga se notara. Ya tenían su propia casa, la que Geribeth les dejó en el testamento.
—Mi amor —dijo Marco— Voy al terminal a buscar a Rick, él no sabe llegar acá, y así lo ponemos a que nos ayude a equipar la casa.
—Está bien mi vida, —dijo Cindy— Ya me estoy acostumbrando al calor de la ciudad.
   Marco salió y tiempo después sonó el timbre. Cindy fue a abrir la puerta y antes que emitiera algún sonido, un filoso cuchillo era lanzado con fuerza en medio de su frente. Cindy cayó muerta al instante mientras Tamara se acercaba para decirle:
—¿Creíste que nunca me enteraría de que tú eras la otra hermana de Geribeth? Pues ahora ya no hay parientes de esa maldita, nunca debiste apoderarte de lo que le pertenecía a Gisela.
Tamara, mejor conocida como Gracy, se alejaba de la escena y se perdía en el horizonte como ella siempre lo había hecho, huyendo de la justicia, quien sabe a que otro país iría, ya que era buscada en más de uno, ahora ella planeaba convertirse en una leyenda criminal a nivel internacional.
   Horas después Julián recibe una noticia mediante su secretaria Celia:
—Le mandaron a decir que encontraron a Virginia Yamal muerta en su casa.
—¿Cindy?, ¡No puede ser! ¿Cómo murió?
—Con un cuchillo incrustado en su frente Señor. — dijo Celia.
—Gracy… sólo ella pudo ser, no ha perdido la costumbre de los cuchillos. ¡Hasta cuando Gracy! — resaltó Julián.
—Al parecer el cadáver fue encontrado por su novio, y lo curioso es que la policía dijo que ella lucía tan bella y radiante, con ese cuchillo clavado en medio de su frente que hasta parecía un…
—Un Unicornio — interrumpió Julián.
—Sí, ¿Cómo lo supo?
—Después de todo, la pesadilla llegó a su final, todos los elementos del sueño de Luisana se cumplieron. Debería escribir un libro o algo así. El unicornio ¿Quién lo diría? —susurraba el detective Julián Montiel mientras tomaba un trago de whisky y se recostaba en el cómodo sillón de su oficina.


FIN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario