martes, 15 de enero de 2013

EL INEFABLE DÍA TRECE - Capitulo 18 "Extraños en un Tren"



F
ueron sólo pocos minutos los que transcurrieron mientras todos estaban a la expectativa e impacientes por oír al detective Julián Montiel, hasta el mismo oficial Víctor Almarza estaba curioso por saber lo que su amigo detective tenía que decir. Allí mismo Julián tomó la actitud de un gran orador de conferencia y con voz serena comenzó a hablar:
—Quiero decirles señores que cada una de sus declaraciones fue importante para éste caso, y todos dieron información clave sin siquiera saberlo, sus distintos puntos de vista me dieron una nueva perspectiva de cómo ocurrió todo esto en éstas últimas horas. Comenzaré por el principio, cuando yo comencé mi carrera en otro país, específicamente en Puerto Rico, allí trabajé en muchos casos, entre ellos estuve en uno en particular: El Caso Rivers; unos habrán oído hablar de él, otros no. Lo importante es que recuerdo bien el caso, mi jefe: el estimado Inspector Jeremy Tompson, me enseñó mucho de lo que sé hoy, y de cómo manejar y desarrollar esa intuición policial, yo era su mejor alumno, tanto así que a veces nos tuteábamos; Yuls, así me decía él, nunca me llamó Julián sino Yuls, fue un gran maestro y un gran amigo. Ustedes se preguntarán ¿Qué tiene que ver el Inspector Tompson y el caso Rivers con nosotros?, pues bien , luego de descubrir al asesino del Caso Rivers, la empresa se fue a pique, pero una de las víctimas de ese caso, la cual trabajaba en esa empresa, dejó un esposo frustrado y dolido en éste país. El Sr Combs era el esposo de Valery Torres,  asesinada en esa empresa.  Pero ¿Quién querría matar al viudo de Val, como todos la llamaban? Tenía que ser alguien que odiaba a Valery y además la haya conocido y haya estado involucrado en ese caso. Fue entonces cuando recordé que dos de los implicados los cuales fueron los únicos que sobrevivieron, estaban presos: Simón y Leticia, uno era amigo y la otra era esposa del sospechoso Sr Rivers. Uno de ellos escapó de la cárcel y llegó a éste país para terminar la misión del asesino Rivers, pero ¿Quién sería tan loco como para realizar semejante hazaña? Sólo Leticia, cuyo estado mental estaba muy deteriorado. Pues bien señores, les presento a Leticia Rivers — dijo Julián señalando a una de las mucamas.
—¿Mel? —preguntó extrañado el Sr Maizén, —nuestra Mel es una asesina?
—¿Es cierto eso Mel? —le preguntaron sus dos compañeras mucamas.
   Mel no dijo una palabra, su rostro serio se tornaba lloroso y amargo.
—¿Cómo pudiste hacerlo? —dijo el Sr Maizén— Confiaba en ti.
—Pero Sr detective— intervino Ted, —¿Cómo supo Mel que nosotros nos quedaríamos varados en ésta posada, justo donde ella trabajaba?
—Buena pregunta— dijo Marco.
—Es allí donde les contaré un buen libro que leí, para explicarlo mejor —dijo Julián— ¿Han leído el libro: Extraños en un tren, de Patricia Highsmith?
—No
—Creo que sí
—¿Es sobre dos asesinos?
—Algo así —respondió Julián— el libro narra la historia de dos personas distintas entre sí que no se conocían y que planeaban asesinar cada uno a alguien especifico; Luego, éstos dos asesinos desconocidos se encontraron en un tren y se dieron cuenta que tenían algo en común, y planearon cada uno matar a la víctima del otro, así nunca los atraparían porque no habría conexión alguna de la víctima con el asesino.
—Realmente no entiendo —dijo Luisana— ¿Qué tiene que ver eso con la mucama Mel?
—Precisamente eso, —dijo Julián— Mel no podría hacer que el bus chocara justo cerca de esta posada, así que debía tener un cómplice en el bus.
—Pero, ¿Quién era el cómplice?
—El mismo Sr Combs.
—Ahora sí que entiendo menos detective— dijo Tamara.
—No es complicado, ya que sólo el Sr Combs fue el que vio la vaca en el camino, ninguna vaca huye tan rápido, ni desaparece ¿Por qué nosotros no la vimos? Porque nunca existió, esa fue su estrategia para dejarnos en esta posada.
—Pero ¿Y mi sueño? — preguntó Luisana —Había una vaca.
—Olvide su sueño por ahora, tal vez fue una percepción del engaño que nos harían.
—Entonces, ¿Cómo el Sr Combs era cómplice de su propio asesino?
—Esa es la mejor parte —respondió Julián— El Sr Combs jamás hizo un trato con Mel, ni siquiera la conoció; En otras palabras, Mel no mató al Sr Combs porque él era su propia víctima ¿recuerdan el libro? Mel asesinó a la Srta. Geribeth, la víctima de otro asesino, el otro extraño, el verdadero cómplice de todo esto, el que sí mató al Sr Combs.

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