martes, 15 de enero de 2013

EL INEFABLE DÍA TRECE - Capitulo 6 "La Habitación Trece"



B
usquen al Sr Montiel, él es policía —dijo Robbie.
Rápidamente Ted fue en busca del detective a la cafetería.
—Señor Montiel, debe Ud. venir de inmediato.
—¿Qué sucede Ted?
—Es la modelo, fue asesinada.
—Pero… ¿Cuándo? Si hace rato la vi que iba a su cuarto.
—Si, pero no sé que pasó, por favor acompáñeme.
—De acuerdo.
   Ted, el conductor y el Sr Montiel se dirigieron de inmediato a la habitación número trece, todos los demás estaban aglomerados en la puerta, tratando de ver el cadáver más de cerca.
—Por favor, retírense —dijo el oficial Montiel— esto es un asunto policial.
—Pero Ud. no es policía, sino un detective— respondió Anya.
—En este momento soy la autoridad competente más estrechamente ligada a la policía — aclaró Julián.
—Dejen al oficial trabajar— dijo Rick.
   Julián Montiel tomó el teléfono de la recepción y llamó a su secretaria:
—Celia, ¿Cómo estás? … Muy bien gracias … No, no estoy en la playa … El bus se quedó varado … claro que pensaba avisarte … Óyeme, te llamo por otra razón, ubícame a Thor y dile que venga a la Posada Maizén  … es la que queda en la carretera Panamericana a unos diez kilómetros después de la ciudad de Vallenar, de prisa … Gracias … Tú también.
   Julián regresó al cuarto 13 y echó un vistazo, la cama estaba organizada, el cuerpo yacía boca abajo con una soga atada al cuello, él se colocó unos guantes y desató la soga, y para su sorpresa, no había ninguna marca, ni cicatriz en su cuello que demostrara ahorcamiento.
—Si no fue ahorcada ¿Cómo murió? — se preguntaba.
   Luego volteó el cuerpo y revisó su ropa, un papel arrugado con un número de teléfono borroso escrito con lápiz, fue hallado en uno de sus bolsillos.
—241308, ¿de quien será éste número? — y se dispuso a marcarlo para llamar.
—El número que Ud. marcó está fuera de servicio o no existe, por favor inténtelo de nuevo— decía la voz de la operadora.
—Tal vez no sea ese el número, está muy borroso y confuso.
   De pronto su vista se desvió a la mesa de noche, un frasco vacío que decía “veneno para ratas” estaba colocado allí; Pero lo que mas llamó su atención fue el espejo de la mesa el cual estaba quebrado como si alguien le hubiese arrojado un objeto duro. Rápidamente abrió la puerta, aún se encontraban todos allí afuera curioseando.
—¿Qué encontró oficial? — preguntó Cindy.
—Srta. Luisana, ¿Ud. vio el…?
—Sí detective, lo vi— interrumpió ella, —el espejo roto en un cuarto trece.
—Son siete años de mala suerte ¿verdad? — comentó Marco.
   El detective Montiel sonrió, porque sabía bien a lo que se refería Luisana, su sueño extraño ahora cobraba sentido.

   Sin embargo Luisana no quiso comentar su sueño con nadie más que Ted, y por alguna razón se sentía asustada.
   Ya era mediodía y Julián aún se encontraba en la habitación junto al cadáver, luego salió y en ese momento un hombre de mediana estatura de unos 30 años con un traje de segunda mano y un maletín, entró.
—Dr. Víctor Almarza— exclamó Julián
—Sr. Montiel —dijo el hombre— ¿solicitó Ud. mi ayuda? Pues aquí estoy.
   Ambos entraron al cuarto 13 y el Sr Almarza examinó el cadáver, tomó unas muestras, las etiquetó y las guardó.
—Te habrás dado cuenta que ésta no parece una escena del crimen —acotó el Sr Almarza.
—Por supuesto que me di cuenta Thor— respondió Julián, —acompáñeme por favor.
   Ellos salieron y trancaron el cuarto 13 con llave. Luego se dirigieron a la habitación de Geribeth pero estaba trancada.
—Qué extraño — dijo Julián, —Pensé que su asistente dijo que estaba abierta. Luego se dirigió a una mucama:
—¿Podría abrirnos el cuarto de la Srta. Geribeth?
—¡Como no!
   Al entrar a la habitación 5, ésta lucía un poco desordenada como para pertenecer a una modela famosa; Pero allí, justo en la cabecera de la cama, había una mancha de sangre y un trozo de tela verde oscuro tirado en el piso. El oficial Víctor lo tomó y lo procesó al igual que la mancha de sangre.
—Llevaré estas muestras al laboratorio— dijo.
—Mejor envíelas con un equipo de criminalistas, porque lo necesito a Ud. aquí. —respondió Julián.
  
   Víctor llamó a su equipo para que se llevaran el cuerpo y las evidencias encontradas. Luego ambos se dirigieron a la cafetería donde estaban concentrados los demás.
—¡Atención Señores! —dijo Julián— Les presento al oficial Víctor Almarza, él me ayudará en el caso, lamento informarles que nadie podrá continuar su viaje a San Martin o La Floresta hasta haber resuelto el caso.
—¿Pero Por qué?
—¿Y si dura mucho en resolverse?
—Necesito ver a mi hermana
—Y yo debo ir al hotel, es mi premio.
—¿Ya arreglaron el Expreso?
—Debo estar en una boda.
—Lo siento mucho señores, pero aún nadie puede continuar su viaje, —informó Julián— Todos serán interrogados.
—¿Cómo? ¿Acaso somos sospechosos?
—Es protocolo, es solo para descartarlos, los iremos llamando uno por uno, por favor sean pacientes. —dijo el Sr. Almarza.
—Comenzaremos por la Srta. Anya —dijo Julián
—¿Y yo Por qué? ¿Creen que yo la maté?
—Nadie ha dicho eso —aclaró Julián— Tengo entendido que Ud. fue la última persona en verla con vida, además Ud. era la persona mas allegada a la occisa.
—Viéndolo de esa forma… está bien, pregunten lo que quieran.
—No, será en privado, en la habitación 15, “mi oficina”.

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