–
¡Ten cuidado! – me gritó – Gracy cuid...
Aún no logró terminar la frase cuando caía
frente a mi lentamente y totalmente inconsciente.
–
¡Tía! – le gritaba
Pero al voltearla vi su rostro pálido y
frío, lo que me decía que estaba muerta.
–
¡Nooo! ¡Tía Norah!
Y de inmediato me percaté de un cuchillo en
su cabeza, el pánico me volvió a brotar, alguien había lanzado un cuchillo así
como en los circos, pero esta vez le había dado a Tía Norah, aunque de seguro
iba dirigido a mi... ¿A mí?... me alarmé más, ¿quién quiere matarme y porqué?
Rosa y Luis David venían corriendo, supongo
que al oír el ruido de mis gritos
– ¿Qué ocurre? – preguntaron
– Mataron a Tía Norah – dije
– Norah?, pero ¿qué hacía ella aquí?, ¿acaso no
se había ido?
– Al parecer no, ¿dónde están los demás?
– Los Chelson, tu primita y su novio están
desaparecidos, y Viviana sigue dormida.
– ¿y Carlos? – pregunté
– Ahora que lo mencionas, tampoco lo hemos
visto.
Sentí un mal presentimiento, al mismo tiempo
que Rosa me decía al oído: “No confío en los Chelson”
Y hablando del rey de Roma... los Chelson
venían llegando.
–
¿Que pasó? – preguntó la Sra. Chelson
–
han matado a la Tía de Gracy – contestó Luis
–
Oh por Dios!! ¿dónde? ¿aquí?
–
Sí – le dije – alguien le lanzó un cuchillo
frente a mi, iban a matarme y tía me salvó.
–
¡Es Imposible! – dijo el Sr. Chelson
–
¿Imposible? – comentó Rosa.
Para empezar ¿dónde estaban ustedes?,
¿porqué han ocurrido dos asesinatos aquí?, y... sobre todo... ¿porqué el nombre
de esta playa, ¡su playa!, significa Asesinato? ¿casualidad? No lo creo.
–
para empezar – respondió irritada la Sra. Chelson –
estábamos revisando el lugar...
... y no hay
nadie mas que nosotros, Segundo, no sé porqué han matado a estas personas, y
Tercero, el nombre MURDER es una combinación de nuestros nombres: Murieth y
Dereck ¿entiendes?, Mur... Der.
Parecía lógica y coherente su explicación,
pero por la cara de Rosa, supe que no quedó muy convencida.
–
Tal vez por eso matan a personas aquí,
alguien quiere hacerle honor al nombre literal – comentaba Luis David
–
Es probable – pensé, al mismo tiempo que
venían Laureen y Albert.
–
¿Dónde estaban? – les pregunté – ha ocurrido
otra desgracia, se trata de...
–
¡Mamáa! ¡Nooo!, ¡Mamá no! – lloraba Laureen.
Llámenme paranoica, pero me pareció como si
ella fingiera llorar por su madre, tal vez el dolor y el miedo no me dejaba ver
con claridad.
–
¿Carlos estaba con ustedes? – preguntó Rosa
–
No – dijo Albert – ¿por qué?
–
No lo encontramos – respondí
–
Y... ¿qué tal si Carlos es el asesino? – dijo
Albert
–
No seas idiota – le reprochó Rosa – eso es
imposible, él es un buen muchacho.
A propósito, olvidé mencionar que Rosa
estaba enamorada de Carlos, aunque él de ella, no lo sé. Comenzó a caerme mas
mal ese Albert, entre él y Laureen tramaban algo, lo veía en sus ojos, después
de todo, fueron ellos los de la idea de venir aquí, de inmediato abandoné esa idea,
No, no puede ser, Laureen no sería capaz de matar a su madre, aunque... por la
influencia de ese tal Albert, ¿quién sabe?; seguía preguntándome: ¿qué diablos
hacía Tía Norah en la playa?
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