martes, 15 de enero de 2013

LA LEYENDA DE SAN AGUSTÍN - Capitulo 4 "La Leyenda"



E
spera, espera un poco! – le dijo Samanta a la misteriosa chica que se alejaba de ella – ¿De que leyenda hablas?
   La chica volteó lentamente y con una expresión de terror exclamó
– La Leyenda de San Agustín.
– ¿Cuál es esa leyenda? Nunca he oído de ella.
– Es mejor así, tal vez aquellos que ignoren su existencia puedan tener paz en sus vidas ­– respondió la chica mientras cruzaba una esquina de las instalaciones del convento. Samanta se apresuró a seguirla y cuando dobló la esquina se detuvo… no estaba la chica.
– Disculpen – preguntó ella a una monjas que caminaban cerca de allí – ¿han visto pasar a una muchacha por aquí? Es delgada, de piel blanca y cabello largo y oscuro.
– No hija – respondió una de ellas – no hemos visto a nadie así.
– ¿Están seguras? Tenía un vestido largo, parecido a su hábito, pero era violeta, me parece, y un poco deteriorado.
– Lo siento, pero nadie así ha pasado por aquí, creo que debes descansar un poco – dijo otra monja – lo ocurrido hoy con la hna. Rita nos tiene a todos desconcertados.
– Si, creo que si, gracias hermanas – se despidió.
   Samanta caminaba pensativa por el jardín, muchas preguntas e inquietudes invadían su mente.
– ¿me estaré volviendo loca? – pensaba – ¿Quién era esa chica extraña? ¿Cuál es la Leyenda de San Agustín? ¿Qué maldición tiene? Ahora que lo pienso, esa es la misma chica que me miraba en el comedor.

   Pronto divisó a sus únicos “amigos” de ese extraño y escalofriante convento.
– Ricardo, Adrián, quiero hacerles una pregunta.
– Te escuchamos
– ¿han oído hablar de la Leyenda de San Agustín?
– ¿el Convento tiene una Leyenda? – preguntó Adrián.
– Al parecer – respondió Samanta.
– ¿De donde sacas eso? – preguntó Ricardo.
– No importa ahora, ¿Han oído o no de la Leyenda?
– No
– yo tampoco
– ¿ustedes creen en esa leyenda? – intervino una novicia que paseaba cerca de allí
– Oh, hermana, nos asustó.
– Lo siento, no fue mi intención, soy la Hermana Isabel.
– Soy Samanta y ellos son…
– Ricardo y Adrián – interrumpió la hna. Isabel – ya los conozco, tu debes ser la chica nueva, bienvenida.
– muchas gracias, nos hablaba sobre una leyenda.
– Oh si, pensé que se referían a la Leyenda de San Agustín.
– precisamente esa, ¿la conoce usted?
   La novicia miró a todos lados, luego se les acercó un poco más y les susurró:
– Si, conozco la leyenda, pero a la Madre Superiora no le gusta que se hable de eso aquí – dijo – así que nos veremos en una hora en el jardín trasero, donde están los manzanos, son grandes y frondosos arboles, nos podemos esconder un rato y hablar con privacidad.
– De acuerdo, nos vemos en una hora allá – dijo Ricardo.
 
   Samanta vaciló un poco
– ¿por qué tiene que ser en los manzanos? – pensaba, luego aceptó

   Una hora después los tres jóvenes estaban en el jardín trasero junto a los manzanos, la hna. Isabel aun no llegaba.
– Nunca pensé que este convento contara con una leyenda – comentaba Adrián.
– Yo tampoco ¿y por qué está prohibido hablar de ella? – preguntaba Ricardo
– las manzanas, otra vez las manzanas – susurraba Samanta
– ¿De que manzanas estás hablando? – preguntó Ricardo
–No te fijes, son cosas mías.
– ¡Buuhh! – gritó la hna. Isabel, quien salía detrás de un manzano, al mismo tiempo que los chicos reían del susto.
– Es Ud. cruel hermana – dijo Samanta
– Lo siento – se disculpó ella – me gusta hacerlo jajaja, espero que no se molesten, pensé que ahora que hay tensión en el ambiente debía crear un poco de buen humor.
– Descuide hna. Cuéntenos de la leyenda.
– Esta bien – comentó ella – Cuenta la leyenda que en el siglo XIX, en el año 1820, se construyó este convento, dirigido por el Padre Agustín Ceballes, fue construido como hogar de refugiados de otros países, apenas se iba formando el pueblo que posteriormente llevó su nombre,… en fin… cuenta la historia que una noche fría y oscura a las ocho de la noche aproximadamente, el Padre Agustín fue brutalmente asesinado en este mismo convento; En el jardín principal fue encontrado su cuerpo maniatado y ahorcado en la fuente principal, curiosamente esa fuente dejó de funcionar esa noche y hasta el día de hoy no ha servido.

– Que interesante, pero ¿por qué tanto temor en hablar de ella?
– Aun no he terminado – resaltó la hna. Isabel – lo más curioso fue que el rostro del Padre Agustín estaba sonriente, pero con una sonrisa aterradora. Desde ese entonces ha corrido el mito de que la fuente está maldita. Años después el pueblo ya estaba inaugurado como tal y sus primeros habitantes decidieron nombrarlo como San Agustín, en honor al Padre Agustín, quien era muy querido por todos, aunque realmente ya existe un San Agustín que vivió en Roma y otras ciudades cercanas, en los primeros siglos de la era cristiana. El Convento también tomó su nombre.
– Pero aun no entiendo ¿por qué tanto misterio?
– ¿Me puedes dejar terminar hijo? La Leyenda cuenta que el alma del Padre Agustín, o de San Agustín, como se le conoce ahora, aún está en pena, vagando por este mundo, y que todo aquel que esté dentro de este convento y aún se encuentre paseando, vagando o solo caminando en los jardines después de las 8pm, recibirá la maldición de San Agustín, y morirá de igual forma, es decir, ahorcado. Muchas generaciones y directivos de este Convento han creído en tal leyenda y por eso se estableció esa regla del toque de queda en las noches, hasta ahora.
– Ahora comprendo – dijo Ricardo – la hermana Rita estaba en los jardines a esa hora.
– ¿De que habla joven? – preguntó extrañada la hna. Isabel – ¿Cómo sabrías tú eso?
– solo lo supuse, ya que murió ahorcada, debió ser porque paseaba después de las 8 de la noche – respondió Ricardo, mientras miraba asustado a Samanta y Adrián.
– vuelvo a mi pregunta inicial – recalcó la hna. Isabel – ¿Creen ustedes en esa leyenda?
– ¿Ud. No?
– Claro que no jóvenes, yo soy una sierva de Dios, y sé que él me protege, no tengo porqué creer en supersticiones, sé que lo del toque de queda es absurdo, pero eso no significa que sea cierto.
– Con todo respeto hna. – intervino Samanta – pero pienso que el hecho de que Ud. No crea en algo no significa que no exista.
– Tienes razón, cada quien decide en que creer. Ahora si me disculpan debo volver a mis quehaceres, les sugiero que uds también hagan lo mismo.
– una cosa más hna. – dijo Ricardo a la hna. Isabel tomándola del brazo – ¿De donde conoce Ud. Esa leyenda?
   La hna. Isabel comenzó a sudar un poco y alejando el brazo de Ricardo respondió:
– Todos los que laboramos aquí la conocemos, el Padre Vicente me lo contó, y cuando fui al pueblo, el cura de la Parroquia me la corroboró.
– pero yo he vivido allá y nunca había escuchado esa leyenda – dijo Ricardo un poco confuso.
– Eso no lo sé – dijo ella – ahora si los dejos mis amores, nos vemos mas tarde.
   Los tres jóvenes se quedaron discutiendo sobre la veracidad de la leyenda, cuando una manzana cayó del árbol en medio de ellos interrumpiendo su conversación. Samanta comenzó a tomar en serio su anormal paranoia de la misteriosa manzana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario