lunes, 14 de enero de 2013

RELOJ EN REVERSA - Capitulo 11 "Mi Cumpleaños"



F
ueron felices para siempre… es una expresión muy usada para terminar muchos cuentos, novelas y películas; pero en este caso, marca el comienzo de esta historia, aunque no fueron felices precisamente,… El caso es que allí estaban Tommy Rivers y Leticia Tovar frente al altar, jurándose amor eterno.
  Después de la mágica boda, que pareció ser el final de un cuento de hadas, las cosas no salieron tan perfectas como se habían planeado; Sin embargo, ambos decidieron darse otra oportunidad y volver a intentar salvar su matrimonio, así fue como nació un hermoso niño al que llamaron Brian Samuel. Parecía mentira, pero a medida que el pequeño crecía, Tommy y Leticia se entendían más, y se apoyaban mutuamente, Tommy llegó a ser el dueño de una importante empresa de calzados a la que llamó TOMMIE’S S.A., la cual fue desenvolviéndose notablemente en el campo laboral; Leticia terminó sus estudios de Artes Plásticas, pero no ejerció su cargo ya que se dedicó de lleno a su pequeño hijo. Los años pasaron y ambos estaban en la mejor etapa de sus vidas, pero pocos días antes del cumpleaños número diez de Brian, Tommy descubrió algo:
—¿Por qué no me lo dijiste? Leticia, ¿Por qué lo ocultaste?
—No quería hacerte daño, pero…
—Pero nada, nada lo justifica
—Por favor, no se lo digas a Brian, Tom. Te lo suplico, no le digas nada a nadie
— ¿Y como crees que me siento? ¿Crees que es fácil para mi aceptar que…?
— lo sé, pero esperaremos un tiempo y se lo contamos — suplicó Leticia.
— Creo que Brian tiene derecho a saberlo
— Lo sabrá, te lo prometo, a su debido tiempo, apenas tiene nueve años, casi diez, no lo entendería
— Hoy en día, los niños son muy inteligentes Leti, más de lo que te imaginas, seguro lo comprenderá
— No, por favor, aún no — lloraba ella.
— Aun así, también es mi hijo, ¿entiendes?, y solo por eso no le diré nada…por ahora
— Gracias, muchas gracias
— Pero, ya no puedo seguir con esto, será mejor que vayamos cada uno por su lado
— Será muy duro para él
— Después de su cumpleaños, le daremos la noticia del divorcio, ¿te parece? — dijo Tommy.
— Como quieras — contestó Leticia con la cabeza inclinada.

  Por fin llegó el día tan esperado para Brian, su cumpleaños número diez, ya estaba haciéndose todo un hombrecito, él estaba muy emocionado, la casa estaba decorada, sus amigos estaban presentes, la alegría se desbordaba en el ambiente, aunque ya las piñatas se quedaron atrás, el colorido aún se mantenía; Una música bailable sonaba de fondo, Tommy y Leticia estaban felices por un año más de vida de su hijo.


— Brian, ven acá que quiero presentarte a un amigo — dijo Tommy, — Él es Simón, mi compadre Simón.
— Que gusto verte jovencito — dijo Simón, — la última vez que te vi, apenas caminabas… ah, te traje un regalo, Feliz cumpleaños
— Gracias Sr. Simón — contestó Brian.
— Vamos, ábrelo, quiero saber si te gusta
  Brian abrió ansiosamente el regalo, y allí estaba un hermoso reloj de pulsera de oro, Brian se lo colocó en la muñeca, y con una expresión poco natural y una sonrisa fingida dijo:
— Es finísimo, Gracias
  Como Leticia había salido un momento a buscar mas hielo, y Tommy estaba con Simón hablando de negocios, Brian salió un rato al frente para distraerse; al parecer sus amigos se divertían más en su fiesta que él mismo. Entre tanto, Brian paseaba por la plaza cerca de su casa, al parecer, nadie notaba la ausencia del cumpleañero,… pero el ruido de un frenazo de auto se oyó aparatosamente, Brian volteó y vio como un hombre saltaba por los aires empujado por el impacto de un auto, el pequeño quedó en shock, no había mucha gente, de inmediato Brian reconoció el auto que se dio a la fuga, era el auto de su madre; Sin embargo poco le importó, ya que se acercó al herido en el pavimento, mucha gente gritaba desesperada, alguien gritaba fuerte llamando una ambulancia, pero Brian se acercó al herido y lo vio a los ojos, no podía creerlo, eran unos ojos que le hicieron sentir confianza, como si ya los hubiese visto antes.

  A la vez, segundos después, el hombre tirado en el suelo cerró los ojos y murió. Al instante, Brian tomó su nuevo reloj de oro, el que le habían regalado, se lo quitó y retrocedió sus agujas una hora; Luego lo colocó en la muñeca del cadáver frente a él. En ese instante, su turbada y revuelta mente supo que había una manera de retroceder el tiempo, sus próximas victimas morirían una hora antes, para prepararse para el más allá. ¿Quién pensaría algo así?, solo la mente siniestra de Brian.

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