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n ese instante, su
mente trastornada supo que existía una forma de retroceder el tiempo. Sus
próximas victimas podían morir una hora antes de lo acordado por el “destino”
para así tener suficiente preparación para entrar al más allá. ¿Qué clase de
mente retorcida pensaría algo así?, solo la suya…
Por otra parte Leticia se encontraba en la
escuela de Brian por una cita de la directora:
— Sra. Rivers,
últimamente su hijo está muy agresivo con sus compañeros — decía la directora.
— Verá Ud. desde
que su padre y yo nos divorciamos, Brian no lo ha podido superar, y aunque no
me lo demuestra, sé que está sufriendo
— Como lo siento,
creo que el divorcio es algo difícil de aceptar para cualquier niño
— He tratado de
explicarle bien, incluso acepté trabajar en la empresa de su padre, para que
Brian estuviese más tiempo con nosotros dos
— Entiendo… debe
ser difícil para él, pero es que siempre llega tarde y se atrasa en las
materias, si sigue así puede perder el año, y Brian siempre ha sido un buen
estudiante, creo que Ud. y su ex esposo deben resolver esto lo mas rápido
posible, ¿no cree?
— Tiene razón —
dijo Leticia, mientras se ponía de pie para retirarse, — Gracias por todo,
Señora.
Aún Leticia no había salido, cuando la directora
le dijo:
— Cómprele un
reloj al niño para que llegue a tiempo
— Es que a él no
le gusta usar reloj — respondió Leticia con una mirada irónica, al mismo tiempo
que se escondía su reloj dentro de la manga de su blusa.
Horas después Leticia llegó con Brian un
tanto confuso, a la empresa TOMMIE’S S.A.
— ¿Qué hacemos
aquí Mamá? — preguntó Brian.
— Hablaremos con
tu padre
Al entrar a la oficina de Tommy, (ya que Anastasia no estaba en su escritorio
para anunciarla), se encontraron con Tommy discutiendo, para variar, con
Simón, Valery y Anastasia.
— ¿Qué haces aquí?
¿Por qué está Brian aquí? — le preguntó Tommy a Leticia.
— Tenemos que
hablar — contestó ella.
— Ahora no es el
momento — dijo Tommy
— Así es —
intervino Val, — tu EX quiere despedirme
— ¿Yo que tengo
que ver en eso? — preguntó Leticia.
— Como si no lo
supieras — respondió Val — todos ustedes saben que descubrí el documento
original de las acciones de la empresa, y que Simón…
— Ya basta — la
interrumpió Simón, — cierra la boca que no sabes acatar una orden y por eso
estás despedida.
Por unos instantes todos quedaron en silencio
mirándose unos a otros, lanzándose miradas de odio y de rabia, sus expresiones
denotaban ira, confusión y angustia. Pero sus pensamientos se sentían y se oían
en el ambiente:
“Será mejor que te marches antes de que metas la pata”
“Todos me la van a pagar, se arrepentirán de haberme despedido”
“No sé que hay entre Papá y esta mujer, pero a Mamá no le gusta para
nada”
“¿De que documento hablan?”
“¿Qué tienen que ver las acciones de la Empresa?”
“Esto se va a poner feo, ¿lo habrá descubierto?”
“Tendrás una hora menos Val, hoy mismo te mataré”
“Brian no se puede enterar de quien es su padre”
“No quiero estar aquí, quiero ir a comer algo”
“Qué dramática es esta mujer, no va a durar mucho”
“Alguien que la calle o lo haré yo”
Luego de la lluvia de pensamientos, nadie
habló, Leticia y Brian se fueron, y luego Simón y Val salieron tras ellos,
tiempo después Anastasia regresó a su puesto de trabajo.
Esa misma tarde, Valery estaba en una calle a
cinco cuadras de la empresa, cuando un enorme tubo de hierro caía sobre su
cabeza dejándola inerte en el suelo, alguien tomó su brazo y atrasó su reloj
una hora; allí, cerca de su cuerpo, unos pasos se alejaban, y aunque eran ya
las siete, el reloj de su brazo marcaba las seis.
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