jueves, 17 de enero de 2013

APOLIMIA ATACA AL REY - Capitulo 20 "La última jugada"



S
cott y Rachel tenían su propio plan, pero para realizarlo, éste debía realizar su misión e intercambiar las coronas, no tenía nada en contra del Rey Leopoldo, pero sabía hasta donde podía llegar Gracy si no cumplía, ahora había involucrado a su esposa y no podía dar marcha atrás, no podía traicionar a Apolimia, al menos no por ahora. Después de todo el viejo Ezequiel Domínguez era experto en realizar crímenes perfectos.
– ¿Dónde has estado? – le preguntó Richard apenas lo vio
– estaba esperándote para entrar – respondió Scott
– Amy no ha podido rastrearte ¿y tu GPS?
– aquí est… ¡oh no! Debió caerse durante el forcejeo
– ¿Cuál forcejeo?
– ¡cual mas! Ayudé a Phil a eliminar a Albert, y tuvimos que esconder su cuerpo junto con el de Balduino en el salón de…
– si, si, luego me cuentas, ahora toma este nuevo GPS transmisor y la maleta de la corona, espera que Amy te indique el momento para entrar, recuerda que tienes 30 segundos…
– ya lo sé.
   Scott se dirigió hasta la bóveda de las joyas reales, como era el supuesto Duque Theodore, la guardia real no le impidió el acceso, mas no podía entrar al compartimiento de la corona, hasta que… sonó un silbato indicando que eran las once en punto y era el cambio de turno de los guardias, los dos vigilantes se retiraban mientras los nuevos llegaban, los 30 segundos en que la bóveda quedaba sin protección comenzaban. Scott colocó la clave que Amy le había proporcionado, una vez adentro, sacó la corona falsa y la cambió por la original, debía colocarla exactamente en la misma posición, activó el chip en su interior y guardó la original en la maleta saliendo de prisa, justo cuando el Rey Leopoldo venía escoltado por la guardia de turno.
– ¡Theodore! – exclamó el Rey – ¿Qué haces aquí?
– estoy esperando  a Albert – respondió – pero se está demorando, lo buscaré en el vestíbulo
– No hay nadie allí, todos están afuera, creo que Albert está evitándote querido sobrino
– eso creo Tío Leopoldo, buscaré a Balduino
– ese es otro que está desaparecido, cuando lo veas dile que lo necesito en el Palco, es mala educación desaparecer tanto tiempo ante tan importantes invitados, y mas siendo el futuro Rey
– le diré, con permiso.
   Scott se retiró y Leopoldo entró a la bóveda, echó un vistazo y le ordenó a sus criados de confianza que preparasen la corona real y la de los príncipes, uno de los comentaba que la corona real se sentía un poco mas pesada, nadie tomó en cuenta su opinión, ni mucho menos examinaron su interior, no había tiempo, sin embargo el chip permanecía oculto en ella.

   Por otra parte, Julián tenía un extraño presentimiento al notar que la ausencia del Rey se prolongaba mas de la cuenta, ya le había avisado sobre Beatrix y ese tal Richard, pero el Rey solo le dijo que todo el Palacio estaba custodiado, el instinto de Julián le decía que debía entrar y asegurarse que todo marchaba bien.
   Mientras tanto en el Auditorio Real del Palacio, Martine y Gracy se encontraron, esta vez como madre e hija.
– Al fin te encontré Gracy, siempre te tuve cerca estos meses y ni lo sabía
– Buen trabajo Martine
– puedes decirme madre
– no lo creo – dijo Gracy – aun tengo en mi mente ese momento en que asesinaste a mi padre frente a mi
– no era yo, no quise…
   Martine sufría otra transición, esta vez Isamar habló:
– siempre te quisimos, te buscamos incansablemente pero no…
   Nuevamente Martine perdía el conocimiento brevemente.
– Tienes razón en odiarme – decía Isabella en su cuerpo – yo fui la que destruyó tu niñez, mírame, ya estoy vieja, pero aún así somos un equipo
– ¿de asesinos? – agregó Gracy – porque eso es lo que somos, no te culpo por eso, aunque todo empezó inconscientemente fui yo quien decidió ser lo que soy
– te pido perdón hija
– no hay nada que perdonar Isabel o Martine o Isamar, yo no puedo ofrecerte perdón porque no tengo de donde dártelo
– sé que aún tienes corazón
– yo creí eso también ¿sabes? Cuando pensaba que me había enamorado de Balduino por culpa del plan de venganza, pero descubrí que no, Balduino murió y no siento nada al respecto, así que no es que no quiera perdonarte, es que no puedo, no tengo un corazón de donde hacerlo… Madre.
   Gracy pronunció esta última palabra con tan macabro énfasis que Isabella sintió escalofríos.
– Martine es el mejor alter-ego que he tenido – decía Isabella – es la mejor cocinera del mundo y gracias a ella pude llegar a ti
– no, yo te busqué a través de Amy, porque necesitaba de ese servicio
   Ambas se miraban fijamente tratando de encontrar algún sentido a su conversación, cuando fueron interrumpidos por un guardia.
– ¡No se muevan! – gritó él mientras les apuntaba con un arma.
   Rachel venía con él, y al percatarse que se trataba de Gracy, no dudó en dispararle, pero Isabella en el cuerpo de Martine se interpuso entre la bala y su hija recibiendo el impacto justo en el cuello. Martine volvió en sí mientras agonizaba.
– ¡Señorita! ¿Por qué disparó? – dijo el guardia arrebatándole el arma a Rachel.
   Gracy aprovechó el momento para ir, pero antes se acercó a la moribunda Martine diciéndole:
– hiciste un gran trabajo, nos vemos en el infierno… Madre – y salió corriendo del Auditorio, Rachel la siguió pero perdió su rastro, Martine murió desangrada allí mismo.
   Julián Montiel oyó un disparo mientras estaba aun en el vestíbulo, provenía del Auditorio Real, así que fue a ver, pero al llegar al pasillo se encontró con un rostro conocido, un joven que no esperaba ver allí.
– Buenas noches detective – saludó Richard
– ¿Rick Cassetti? ¿Tú por aquí? – dijo Julián – es mucha casualidad, lo que significa que ahora trabajas para Gracy ¿cierto?
– así es
– ¿Por qué echas a perder tu juventud de esa manera?
– Ella es lo mejor que me ha pasado – respondió Richard con una mirada de admiración y orgullo
– ¿lo mejor que te ha pasado? Ella mató a tu hermano y a tu cuñada, quien por cierto estaba embarazada
– fue una cuestión de honor, detective, ya han pasado cinco años y ya no soy el mismo muchacho
– eso lo puedo notar ¿sabes que es mi deber detenerlos?
– lo sé, y es mi obligación impedírselo, detective, desde Chile le tengo respeto, así que no me lo haga difícil
– no traigo arma joven Rick – añadió Julián – así que no soy una amenaza para ti
– si lo es, es usted astuto – respondió Richard mientras lo empujaba fuertemente hacia una habitación detrás de él, encerrándolo con llave.
– No se saldrán con la suya, ni tu ni ella – gritaba Julián desde adentro
Apolimia lo hará, Apolimia lo hará – repetía Richard al mismo tiempo que se alejaba.

   Afuera la lluvia de meteoritos continuaba deleitando a los presentes, era el mejor espectáculo jamás visto; Adentro, Gracy preparaba su encuentro con el Rey Leopoldo, ella misma daría la estocada final.

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