martes, 15 de enero de 2013

EL INEFABLE DÍA TRECE - Capitulo 11 "Declaración del Sr Combs"



Q
ué se le ofrece oficial? — preguntó el Sr Combs al entrar a la habitación de Julián donde estaban efectuando los interrogatorios.
—Por favor, pase adelante y tome asiento.
—Sé que hace su trabajo, así que si en algo puedo ayudarle, pues estaría complacido en atraparla.
—¿Atraparla? ¿Se refiere a una mujer?
—Pues, hablo de la persona homicida Sr Montiel, “la persona” está en genero femenino.
—Por supuesto. Me gustaría saber ¿Por qué hasta ésta hora aún no ha venido un bus de respaldo, o por lo menos una grúa, o algo donde los pasajeros varados aquí puedan continuar su viaje?
—Créame que yo me pregunto lo mismo, anoche cuando llegamos llamé al terminal y me dijeron que no habían buses disponibles. Luego volví a llamar ésta mañana y me dijeron que venía un mini expreso en camino, pero no sé lo que pasó.
—Tengo la impresión de que alguien no quiere que ese bus venga para que no salgamos de aquí.
—¿Y yo que tengo que ver en eso?
—Esperemos que nada Sr Combs, ¿Me puede dar su nombre completo?
—Isaac Tomas Combs Hennet, llevo cinco años trabajando en la línea de autobuses y expresos de Vallenar, San Martin y otras ciudades de la Región Arica.
—Ya veo, ¿Y cuál es su edad?
—Tengo 34 años
—Gracias, y antes de trabajar en esa línea, ¿Dónde trabajaba?
—No crea que he sido conductor de buses toda mi vida, pues fíjese que desde que llegué a éste país hace unos quince años más o menos, comencé en la calle vendiendo frutas, luego fui panadero, vendedor de loterías y hasta portero.
—¿Es Ud. casado?
—Soy viudo, mi esposa que en paz descanse murió hace cuatro años en Puerto Rico; Ella trabajaba allá como secretaria, sólo se fue por un año y nunca mas regresó… —una lágrima brotó por su mejilla— …no pude verla, ni pude despedirme, no tenía dinero para viajar hasta allá.
—Lo siento mucho Sr Combs— le decía Julián mientras le entregaba un pañuelo— Su esposa estaría orgullosa de Ud.
—No, ella no estaría orgullosa, he hecho cosas que nunca pensé que haría.
—¿Cosas como cuales?
—Me he dejado llevar por la ira y los deseos de venganza y he robado y participado en cosas…
—No se detenga, continúe.
—…Sólo he engañado a mucha gente, pero también me han engañado.
—Espere que no nos engañe cuando me diga lo que pasó con la vaca de anoche.
—Ah sí, una vaca se atravesó en la carretera, y perdí el control del volante, lamento mucho el susto que pasaron ustedes, yo también estaba aterrado; Bajé de inmediato pero el bus estaba muy chocado y con tres cauchos rotos.
—¿Y por qué quería ir solo a buscar ayuda? ¿No era peligroso?
—La verdad es que no pensaba en mi seguridad, después de todo ¿Qué me iban a robar por allí?, Reconozco que fue una imprudencia, que bueno que me acompañaron.
—¿Ud. sabía que ésta posada estaba cerca del accidente?
—No Señor, uno de los pasajeros aseguró haberla visto.
—Ah, ya lo recuerdo, y ¿Por qué se levantó tan tarde ésta mañana?
—Por la misma razón que Ud. ¿recuerda que desayunamos juntos? Estaba exhausto y agotado.
—Tiene razón, tiene Ud. una buena coartada, ya que a la hora del crimen Ud. se encontraba desayunando en la cafetería conmigo, así que no tiene de que preocuparse, sólo quería conocer su versión de los hechos y del accidente de anoche.
—No me cree ¿verdad? Piensa que es absurdo ver una vaca atravesada en el camino.
—No Sr Combs, esas cosas pasan, lo que no entiendo es que con cinco años de experiencia y sin ningún accidente en su carrera de chofer, venga a chocar un Expreso por una vaca.
—Le dije que me distraje, estaba muy cansado, sé que fue imprudencia, pero doy gracias a Dios que nadie salió lastimado.
—Y ¿Qué me dice de la Srta. Geribeth? Fue asesinada.
—Eso no fue culpa mía; ella no me dijo…
—¿Ella no le dijo? ¿Quién?
—La Srta. Geribeth, no me dijo quien la seguía.
—Creo que no estoy entendiendo, ¿A qué se refiere?
—No quería decirlo porque pensé que Ud. pensaría que yo tengo algo que ver. La cuestión es que la Srta. Geribeth, me dijo anoche que alguien la seguía, alguien cercano a ella, pero nunca me dijo quien era.
—¿Eso fue todo lo que dijo?
—Si, ni siquiera le di importancia, como ya le dije estaba exhausto, ahora pienso que les puede servir de algo.
—Como no Sr Combs, me ha servido de mucho su declaración, Puede retirarse.
—Antes de irme, dígame una cosa Sr Montiel ¿Por qué sólo Ud. hace las preguntas? ¿Acaso el oficial Almarza no puede inmiscuirse?
—Aunque no sea de su incumbencia se lo diré Sr Combs, el oficial Víctor Almarza supervisa la investigación y me ayuda con el caso. ¿Satisfecho?
—Disculpe si lo ofendí, solo tenía curiosidad.
—La curiosidad mató al gato Sr Combs —recalcó el oficial Almarza.
   El Sr Combs se retiró y Julián se quedó pensando un rato.
—¿En que piensas Julián? —preguntó Víctor.
—Pensaba en la esposa del Sr Combs, en lo que me dijo él acerca de sus deseos de venganza, y sobre todo porque me dijo que su esposa murió en Puerto Rico, ¿sabía Ud. que fue en ese país donde comencé mi carrera?
—¿En Puerto Rico?
—Sí, allí tuve mis primeros casos con los mejores detectives de ese país, luego que me vine a Chile, ya tenía más experiencia. ¿Quién sigue en la lista Thor?
—La chica que iba a La Floresta, los hermanos Casetti y la joven Cindy, ¿Por quién comenzamos?
—Sigamos ese orden, llamemos a la chica de La Floresta, esa chica que me recuerda a alguien —murmuró Julián.

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