martes, 15 de enero de 2013

EL INEFABLE DÍA TRECE - Capitulo 9 "Declaración de Luisana"



L
uisana fue llamada y al poco tiempo entró a la habitación de Julián.
—¿Me llamó Sr?
—Sí, por favor siéntese.
   Luisana vio la mirada intrigante de los oficiales y tomó asiento muy lentamente.
—¿Estoy en problemas oficial?
—¿Por qué dice eso?
—Por mi sueño, el que supongo que Ud. ya conoce.
—Así es Srta. Intencionalmente escuché cuando Ud. se lo contaba al joven Ted, disculpe pero no pude evitarlo.
—Oh, pierda cuidado.
—Sin embargo me gustaría que se lo contara al oficial Almarza, si no le molesta.
—Para nada Sr, Yo misma estoy confundida. Bueno… En mi sueño había una vaca rumiando, pero lo que comía no era pasto sino maíz, el maíz se ponía más negro y la vaca murió desangrada. Qué feo ¿verdad?, Luego había un espejo que se rompía y sus pedazos caían cerca de varios jaguares, Ud. sabe, los tigres esos que en lugar de rayas tienen manchitas. Pero lo mas extraño fue que en el espejo había un unicornio, y allí me desperté. Creerá que estoy loca Sr. ¿verdad?
—De ninguna manera Srta. Al contrario, estoy fascinado porque todas las cosas han ocurrido literal o metafóricamente.
—¿Es Ud. psíquica? —preguntó Víctor.
—No, que va, la estilista Luisana Bracamontes ¡una bruja!, jamás. Solo que he tenido varios presentimientos que se han cumplido y otros que no.
—¿Se dirigía Ud. a San Martin?
—Sí, fui invitada a una boda gracias a… un presentimiento.
—No comprendo
—No me haga caso, una de mis clientas me invitó a la boda de su hija.
—Bien, ¿Me dice su nombre completo y edad por favor?
—Es ése mismo, Luisana Bracamontes, mi nombre es una combinación de Luis y Ana, mis padres; y mi partida de nacimiento solo tiene el apellido de mi madre, ya que mi padre nos dejó al nacer, sin embargo mi mamá lo amó tanto que me colocó su nombre. Ah! Tengo 24 años.
—Comprendo, ahora cuénteme lo que pasó en la cafetería esta mañana.
—Estaba desayunando con Ted, el joven que conocí en el bus, es muy simpático, terminamos de comer y yo fui al baño para lavarme las manos. Después volví a la cafetería y ya no había nadie, así que pedí un agua mineral y me senté a beberla. Luego fui al jardín y allí estaba Ted así que me puse a platicar con él.
—¿Estaba Ud. completamente sola en la cafetería al volver del baño?
—Sí, creo que… ah no… espere, allí estaba el manager de la modelo, tratando de hablar por su celular, creo que no lo lograba porque se veía molesto y lanzaba maldiciones, vaya Tipo… Luego fui al jardín y él se quedó allí.
—Dígame una cosa Srta. ¿Ud. fue al baño de su habitación?
—Por supuesto que sí,… aguarde… no creerá que yo… le juro por mi madre que no había nadie en mi cuarto cuando fui al baño.
—¿Cerró Ud. la puerta de su habitación al salir?
—Desde luego, siempre lo hago.
—¿Alguien la vio salir?
—No, supongo que todos estaban en la cafetería o en el jardín.
—¿Aún tiene la llave de su cuarto?
—Sí, aquí está, pero… Siento que me están acusando.
—No es eso Srta. sólo que tenemos una información de que su cuarto estaba abierto cuando fue encontrado el cadáver dentro de él.
—¿Fue esa grosera de la asistente, Anya, ¿verdad? ¿Cómo le va a creer? Ella es una obstinada, quizá fue ella la que la asesinó y me quiere echar la culpa.
—Muchas gracias Srta. Luisana, eso es todo.
—Con permiso.
—Ah, otra cosa Srta. le quedaba muy bien esa chaqueta verde oscuro que traía en el bus.
—¿De qué habla oficial? ¿Es Ud. Daltónico? Mi chaqueta era roja con negro.
—Ah, disculpe. Creo que estaba muy oscuro.
   Luisana salió y Julián miraba el piso con una mirada distraída.
—Lo hizo a propósito ¿verdad? —dijo Víctor— lo de la chaqueta verde.
—Si, mi amigo, quería ver si titubeaba o si se ponía nerviosa, pero no lo hizo.
—¿O sea que está descartada como sospechosa?
—No, su coartada aún no está respaldada del todo, ella solo compartía la mesa con Ted, luego se ausentó por un tiempo, tiempo en el que probablemente mataron a Geribeth.
—¿Aún piensa que la chica del sueño extraño tiene algo que ver en todo esto?
—Tal vez, sin embargo, ¿Qué hizo Ted mientras Luisana estaba en el baño?
—Supongo que el Señor Ted es el siguiente.
—Has acertado, mi amigo Thor.

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