jueves, 17 de enero de 2013

APOLIMIA ATACA AL REY - Capitulo 14 "La Nochebuena de Theodore"



N
uestra crónica debe dividirse en tres partes iguales y separadas. La Nochebuena había de ser envuelta en ciertos sucesos y cada una de las personas involucradas en ella la vio desde su punto de vista particular. Comenzaremos con el Duque Theodore, quien no era otro que Scott Campbell, en el momento que se retiró a su habitación. Estaba muy inquieto y no podía conciliar el sueño, minutos mas tarde tomó su teléfono y marcó un número.
– necesito comunicarme con Rachel, por favor Amy, te lo suplico, es Nochebuena y quisiera hablar con ella
– sabes muy bien que eso no puede ser posible – aclaró Amy desde el teléfono
– por lo que mas quieras, no le diré nada, puedes escuchar la conversación si quieres
– a Ámbar no le gustará
– yo me arreglo con ella
– de acuerdo – asintió Amy – podrás hablar con tu esposa, pero si le comentas algo del proyecto, o le insinúas algo de la misión, sin duda alguna ella y tu hijo pagarán las consecuencias, estaré oyendo su conversación
– Trato Hecho.

   La llamada se cortó y a los 30 segundos, Amy logró comunicar a Scott con su esposa en Canadá, su eficacia sobrepasaba los límites de la tecnología, nada era imposible para Amy.
¿Hello? – preguntó una voz al otro lado de la línea
– ¿Rachel? ¿cielo? ¿eres tú?
– ¡oh madre santa! ¡Scott! ¿Cómo…? ¿Qué estás…?
– estoy bien mi amor, llamaba para saber de ustedes y para desearte…
– Feliz Navidad a ti también mi vida – le interrumpió Rachel con un sollozo – Te extraño, Jimmy siempre pregunta por ti
   A Scott se le hizo un nudo en la garganta, y su voz se entrecortó, extrañaba tanto a su hijo, cerró los ojos y trató de respiró hondo tratando de aguantar un leve llanto.
– pásame a Jimmy por favor.
   Unos segundos después el pequeño estuvo en el teléfono:
– Hola Papi, ¿Cuándo regresarás?
– muy pronto campeón, en febrero ¿Cómo te estás portando?
– bien, saqué buenas notas
– te amo hijo, nunca lo olvides…
   Scott, tuvo que detenerse para evitar que su hijo se diera cuenta de su dolor, su corazón se le encogió, luego continuó:
– hijo… ahora… pásame de nuevo a tu madre – decía Scott entrecortando la voz.
   Rachel volvió al habla:
– Esta navidad será la mas horrible que hayamos pasado – dijo ella
– la mía también – respondió él – Te amo Rachel, no te imaginas cuanto
– yo también Scott, te amo y te extraño, a veces sueño que estás aquí y…
– pronto lo estaré, quiero que le compres ese libro que tanto le gusta a Jimmy – dijo Scott – ¿recuerdas? El del Portal del Espejo en el Baño, le encanta la ciencia ficción, por favor Rachel, cómprale el libro de mi parte, aquí no se consigue.
– pero yo no…
– ya sé que es costoso, te enviaré el dinero después para reponerlo
– no lo sé, mañana todas las tiendas estarán cerradas
– el aeropuerto no, la librería del aeropuerto nunca cierra
– de acuerdo Scott, a Jimmy le gustará, nunca hemos podido dárselo
– esta vez se lo merece, dile que se lo envío yo
– así será mi amor
– bien ahora te tengo que dejar, un beso mi cielo, te amo – dijo Scott con una mirada empañada
– Te amo, vuelve pronto – respondió Rachel.
   Después de colgar, el teléfono su repicó:
– Te felicito Scott – le habló Amy – te portaste bien, tu familia seguirá a salvo, se nota que se aman mucho.
   En ese instante se escuchó el Reloj del castillo dar una campanada, luego otra, y otra, y así sucesivamente hasta dar doce en total.
– Nunca había sonado ese reloj – mencionó Scott
– solo ocurre en Nochebuena y en Fin de año – respondió Amy – significa que ya es media noche y oficialmente la comienza la Navidad, por cierto Feliz Nav…

   Scott colgó el teléfono antes que Amy terminase de hablar, se asomó por la ventana de su habitación y vio alguien cruzar el jardín, iba vestido con una bata muy fina, así que supuso que era uno de los príncipes, pero ¿Qué estaría haciendo afuera a esa hora?, Scott se vistió y bajó a la Sala Principal del Castillo, cuando se disponía a abrir la puertaventana que daba al jardín, una voz le detuvo:
– ¿A dónde va a esta hora, Duque Theodore?
– oh, solo quería un poco de aire fresco Don Felipe – respondió él lo mas calmado que pudo
– no se lo aconsejo mi Señor – agregó Felipe – el clima está muy frío afuera y pronto comenzará a nevar.
   Scott meditaba para si: “es cierto, con tanto frío afuera y alguien camina con una simple bata de dormir” y Luego añadió:
– entonces me quedaré un momento aquí, aun no puedo conciliar el sueño
– le traeré un té, Duque, enviaré a un criado – dijo Felipe mientras se retiraba.
   Scott, o mejor dicho Theodore, se acercó al Árbol Gigante de navidad, echó un vistazo a los regalos instalados al pie de éste, y su asombro fue porque ya no estaba el obsequio que él mismo había puesto para el Rey de parte de Apolimia, alguien se había llevado la cajita que Ambar le había ordenado colocar allí, ¿pero quien?.

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