lunes, 14 de enero de 2013

RELOJ EN REVERSA - Capitulo 3 "La Carta"



N
o podrás destruir mis planes — decía Tommy a su hijo mientras lo llevaba a su oficina tomándolo fuertemente del brazo.
— No puedes impedírmelo Papá, ni tú ni nadie
— ¿Quieres apostar?
— No es justo
— ¡Ya basta jovencito!
  La secretaria de Tommy había escuchado los gritos y se acercó.
— Pero Señor, es sólo un niño — dijo ella.
— No te metas en esto Anastasia, te lo pido — reprochó Tommy.
— Si Señor— respondió pasivamente, y se retiró.
  Tommy y Brian salieron de la empresa y llegaron a una especie de bodega que estaba bastante retirada.
  Ya no se escuchaban más gritos, padre e hijo estaban calmados; De repente en un tono de tristeza y con lágrimas en los ojos, el pequeño Brian le preguntó a su padre.
— ¿Le harás algo a Mamá? ¿Se lo dirás tú o lo haré yo?
— Ella no puede enterarse, además todo depende de cómo te comportes
— ¿Qué le vas a decir?
— Nada, si tú colaboras conmigo
— No quiero morir, tú no serías capaz de hacerme daño ¿verdad papá?, ¿ni a Mamá?
— Ya hablamos de eso, Brian
  Brian continuaba llorando y gimiendo.
— ¡Oh Vamos!, no me vas a convencer con esa cara de niñito triste — decía Tommy — te conozco bien y sé que eres muy astuto
— Y ¿Qué harás conmigo? ¿m… me… vas… a… matar?
— Por lo pronto te quedarás encerrado aquí hasta arreglármelas con tu madre.
— No lo hagas, déjala quieta, no me dejes encerrado, papá…por favor
  Tommy salió y trancó con llave la puerta de la bodega, y salió apresuradamente en su carro.
  Luego llamó a Leticia desde su móvil:
— Hola Leti, llamo para decirte que Brian dormirá en mi casa esta noche — dijo Tommy
— De acuerdo, necesitará llevarse sus cosas
— No te preocupes, él tiene todo eso aquí, yo se las compré: cepillo de dientes, jabón, toalla y todo eso, mañana lo llevaré a su casa
— Ok, en ese caso puedo salir a cenar con unas amigas — dijo Leticia.
  A pesar de estar divorciados, Leticia confiaba mucho en Tommy y nunca le ponía “peros” cuando él quería ver a su hijo.
  Ya eran las seis de la tarde cuando Tommy recibió una llamada inesperada, habló un poco y salió corriendo.



 Al llegar al primer piso de la empresa se encontró con muchos abogados y sus socios;  sus caras de furia y miedo le decían que ya no querían seguir invirtiendo en la empresa. Solo preguntó:
— ¿Esto es por el escándalo de la Srta. Sandra?
— No solo por eso — contestó uno de ellos — Han sido muchas muertes misteriosas aquí, no podemos continuar así, lo siento.
  Tommy no dijo nada, ni siquiera reclamó, él sabía perfectamente que ellos tenían razón, él sabía más que nadie quien ocasionó esas muertes “misteriosas”, no tenía elección, debía aceptar que su empresa se fuese a pique.
— No podemos quedar en bancarrota — reprochó Simón quien también estaba presente.
— No tenemos otra salida — contestó Tommy.
— Todo es por ese…
  Tommy interrumpió.
— Por ese nada, Simón, mi familia es más importante que cualquier escándalo, esperaremos unos días más para comunicárselo a los medios.
— Es tan injusto — se lamentaba Simón.
—Brian también piensa lo mismo — murmuraba Tommy.
 
  Ya era de noche, Brian estaba demasiado tranquilo como para estar encerrado, y era porque estaba escribiendo una carta o algo parecido:


“Mamá, si llegas a leer esto es porque estoy muerto, pero no sufras, yo lo veía venir, no he sabido comportarme como papá quiere, ahora él está tras de mi, probablemente para obligarme a seguir sus planes, yo no quiero hacerlo, pero si no lo hago, no sé que pueda hacerme; Ya lo perdoné, y por eso, si muero, estaré feliz de que tú también lo perdonaste; pero aun así estoy asustado, ¿tú crees que papá sería capaz de matar a su propio hijo?, yo no lo sé, pero no lo culpo, él siempre te ha amado, siempre te amará, al igual que yo… te quiere, tu hijo Brian”

  El rostro de Brian parecía tener un poco de satisfacción y a la vez de miedo y angustia. Tomó la carta y la guardó en un bolsillo de su pantalón; No había pasado mucho tiempo cuando la puerta de la bodega comenzó a abrirse con llave, desde afuera.
— Debes huir ahora mismo — le dijo Anastasia — Tu padre está furioso y no piensa con claridad
— Gracias Anastasia — le dijo Brian. — eres un ángel
  Brian corrió y se perdió a través de la noche, probablemente a una parada de autobús, debía regresar pronto a su casa.
  Al otro día cuando el sol comenzaba a salir, todo avanzaba con tranquilidad, cuando Leticia se despertó y se dio cuenta de que Brian no estaba en su habitación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario