martes, 15 de enero de 2013

EL INEFABLE DÍA TRECE - Capitulo 10 "Declaración de Ted"



T
odos estaban almorzando en la cafetería cuando el oficial Víctor Almarza se acercó a Ted.
—¿Sigo Yo? — preguntó Ted.
   El oficial asintió con la cabeza, Ted se levantó y acompañó al Oficial Almarza; Antes de salir, Ted volteó la mirada hacia Luisana, ella hizo un gesto como diciendo “No te preocupes” y ambos se dirigieron al cuarto de Julián.
—Por favor tome asiento— dijo el detective Julián.
—Bien, heme aquí ¿para qué soy bueno?
—Comencemos por decirme su nombre completo, edad y hacia donde se dirigía, si es tan amable.
—Tedán José Williams Brown, tengo 28 años, y me dirigía al hotel San Martin, ya que me gané tres días en ese hotel con todos los gastos pagos, y mírenme aquí, un día perdido ¿puede creerlo?, en lugar de estar en la playa estoy como sospechoso de un crimen.
—Lo siento mucho Sr Williams, tengo entendido que era Ud. un gran admirador de la Srta. Geribeth.
—Oh si, ella era tan bella, su cuerpo, su carisma, no le importó que la despertara en el bus para pedirle un autógrafo, pero ¿Por qué lo pregunta?
—Al parecer Ud. es el único que se gozaba con su presencia en el bus.
—No pensará que soy…
—Para nada Señor no me mal interprete, lo que quiero es que me diga como veía a la Srta. Geribeth desde su punto de vista de fan antes de verla en persona.
—Bueno… Tampoco soy un gran fan, apenas tengo dos o tres, tal vez cuatro afiches de ella, pero mas nada, y de su vida sólo sé que de pequeña perdió a su hermana mayor, y luego perdió a sus padres hace pocos años, pero no sé nada de su vida amorosa.
—Vaya, si que fue trágica su vida.
—Ah sí, la pobre ha sufrido mucho, luego alcanzó fama como modelo y desde entonces ha sido una gran sensación.
—Muy interesante, Ahora quiero que me hable de lo que hizo hoy desde ésta mañana.
   Ted tragó saliva, se sintió un poco intimidado pero sin titubear comenzó a hablar en tono irónico:
—Me levanté, me duché, me vestí…
—Por favor, póngale seriedad al asunto.
—Lo siento, salí a la cafetería y allí estaban todos, menos Ud. y el conductor, me senté a comer con Luisana, Ud. ya la conoció, charlábamos tranquilamente, luego ella se retiró, creo que iba al baño así que pedí otro refresco y me lo tomé.
—¿Aún estaba la Srta. Geribeth en su mesa?
—Oh sí, ella lucía espectacular pero después…
—¿Después qué pasó?
—Me da pena decirlo, pero creo que el refresco me cayó mal, porque sentía unas ganas de vomitar y sentí que se me salía, así que corrí velozmente y parece que tropecé con ella al salir, no podía aguantar más, así que corrí a mi habitación y apenas entré vomité en el piso, ni siquiera me dio tiempo de llegar al baño, llamé a una mucama y ella limpió; luego me volví a bañar y me dirigí al jardín donde estaban los demás.
—¿Así que fue Ud. el famoso corredor que tropezó con la Srta. Geribeth?
—¿Famoso? ¿Por qué?
—Muchos han hablado de alguien que le manchó el vestido a la modelo y se fue corriendo, pero nadie sabía quien fue. ¿Ud. usa algún perfume de rosas?
—¿Rosas? Pues NO, ¿Cree que soy afeminado o qué?
—No Sr, no se ofenda, sólo que uno de ellos cree que la persona que tropezó con la Srta. Geribeth olía a Rosas.
—Creo que se refiere a un olor a fresa, porque mi refresco era sabor a fresa y es posible que me haya quedado el olor encima cuando tropecé.
—Sí, es posible.
—Sr Detective ¿Conoce Ud. lo asombroso que es un sueño que tuvo Luisana?
—Estoy enterado y, aunque no creo en premoniciones, sé que es muy interesante.
—Espero que encuentre al Unicornio, es decir, al homicida.
—¿Qué le hace pensar que ese “unicornio” es el homicida?
—Es obvio, es el fin de la pesadilla de Luisana, tiene que serlo.
—No se preocupe Sr Ted, encontraré a ese asesino.
   Ted se despidió de los oficiales y salió de la habitación, Julián se quedó conversando con Víctor.
—¿Qué te parece Thor? ¿Qué tenemos hasta ahora?
—Yo pienso que el Sr. Ted miente.
—No, yo creo que lo que nos dijo es verdad, pero no nos contó toda la verdad.
—Si Ted confiesa ser la persona que derramó el jugo encima de la modelo, ¿por qué el manager asegura que fue una mujer vestida como hombre, la verdad es que no los entiendo.
—Estoy casi seguro que hay mas de una persona implicada en éste homicidio­— decía el detective Julián.
—Recuerde que al momento del crimen todos estaban en el jardín…
—…excepto Anya, Ted, Robbie, Luisana, El Sr Combs y Yo.
—Uno de ellos debe ser Julián, claro… menos Tú.
—No te confíes mucho Thor.
—¿Acaso debo sospechar de ti?
—A lo que me refiero es que debes actuar objetivamente, por supuesto que yo no fui, pero dada las circunstancias entro dentro de los sospechosos para los demás.
—¿Y entonces quien llevará el caso?
—No me has entendido Thor, no me refiero a éste caso, mi coartada la puede respaldar el Sr Combs.
—Entiendo, hablas de las circunstancias y la posibilidad de que un amigo mío pueda estar implicado en algún problema.
—Exacto, ahora concentrémonos en los demás cuya coartada no está aclarada totalmente.
—¿No será que Luisana y Ted son los asesinos, y se inventaron ese sueño extraño para justificar sus modus operandi?
—¿Y cómo explicas la vaca atravesada en el camino?
—Tienes razón, ellos no pudieron ponerla si iban en el bus.
—El conductor fue el único que la vio.
—Correcto, y el Sr Combs será la próxima persona a la que interrogaremos.

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