jueves, 17 de enero de 2013

APOLIMIA ATACA AL REY - Capitulo 5 "Cuando el reloj marcó las 13"



L
levaba mucho tiempo sin saber de ti – susurraba el detective Julián Montiel desde su automóvil, mientras miraba una mujer entrar a una especie de Pensión para ancianos – me pregunto para qué has venido ¿Qué te traes entre manos Gracy?
   Su auto estaba estacionado a dos cuadras de dicha pensión, no podía darse el lujo de ser descubierto, el detective Montiel llevaba mas de cinco años siguiéndole la pista de Gracy Vilman, desde aquella ocasión del “Caso del Día Trece” en Chile, ahora había dado con una pista y le había seguida el rastro hasta Canadá, incluso escuchó hablar de Gracy en Suiza, pero no pudo llegar a atraparla, él estaba decidido a dar con su paradero y entregarla a las autoridades de, al menos cinco países, que solicitaban su captura, pero Gracy era muy astuta y siempre lograba escapar.
   De pronto Julián vio a un hombre extraño entrar a la misma pensión, era muy sospechosa su actitud, parecía asustado por algo, probablemente tendría que ver con Gracy, así que se bajó de su vehículo y caminó hacia dicho lugar; Si, efectivamente era la pensión “Pour Toi” que se especializaba en cuidados de ancianos, se devolvió cuando divisó a una mujer parecida a Gracy que dejaba unos libros en un locker.
   Rato después Julián regresó a la pensión e inmediatamente se dirigió al locker, eran unos estantes enumerados y sin puertas, lo que facilitó que tomara los libros para hojearlos cuidadosamente, uno de ellos era sobre espionajes, se titulaba: “Técnicas secretas del espionaje” estaba escrito en francés, otro libro era de mitología
Llamado: “Apolimia, la diosa de la vida, la muerte y la destrucción”, y había otro libro mas titulado: “La Realeza Belga”
– ¿Qué tienen que ver estos libros entre si? – se preguntaba – ¿para que los tiene Gracy? Para nada bueno será.
   Decidido, el detective fue a echarle un vistazo más cerca, subió las escaleras arriesgándose a ser descubierto, sin embargo, un hombre las bajaba de prisa tropezando con él.
– Disculpe, déjeme ayudarle – dijo aquel hombre mientras le recogía los libros caídos por el choque.
– no se moleste – respondió Julián al mismo tiempo que tomaba de vuelta aquellos tres libros
– es mi culpa, venía distraído – dijo el misterioso hombre y tras otra breve disculpa se retiró del lugar velozmente como si huyera de algo o alguien.
   Un extraño presentimiento se apoderó de Julián, aquel hombre había visto u oído algo que lo espantó, rápidamente devolvió los libros al locker y se montó de nuevo en su automóvil. Esperó unas tres horas más, pero la mujer de quien estaba seguro que era Gracy, nunca salió de la pensión, no apareció mas. Julián regresó de nuevo al locker y esta vez estaba completamente vacío, los libros ya no estaban.
– otra vez escapaste Gracy – murmuró – pero no irás muy lejos, esta vez no, te atraparé, o dejo de llamarme Julián Montiel – dijo mientras miraba su reloj, eran las trece horas.



***



– ¿Qué te vas a donde? – le preguntó Rachel a su esposo Scott
– a Bélgica mi cielo – respondió él – un viaje de negocios, estaré de vuelta en unos meses
– ¿por unos meses? ¿Qué te crees Scott?
– nada reina, es una buena oportunidad que me ofrecieron y…
– ni te molestaste en consultarlo conmigo, soy tu esposa por Dios ¿Por qué aceptaste asi tan rápido?
– es la oportunidad que estaba esperando, tendremos todo lo que soñamos, Jimmy tendrá su futuro asegurado
– ahora piensas en tu hijo, al que abandonarás
– claro que no querida, llamaré constantemente
– ¿Cuándo regresas?
– en cinco meses con el favor de Dios
– ¿en Febrero del próximo año? ¿te das cuenta que tu hijo pasará la navidad sin ti y yo…?
   Scott la interrumpió plasmándole un beso en la boca mientras una lágrima corría por su mejilla, luego le susurró:
– no sabes cuanto te voy a extrañar Rachel
– dime la verdad Scott, algo no me cuadra
– no tienes que preocuparte por nada, estaré bien te enviaré dinero ¡en euros! ¡imagínate!
– no estás metido en nada ilegal ¿verdad?
   Scott sonrió, tomó sus maletas y salió; luego regresó y fue a la habitación de su hijo, era muy temprano y no quiso despertarlo; se acostó a su lado y lo besó, suavemente le dijo:
– No estaré para navidad, pero volveré e iremos a la playa que tanto anhelas, te quiero hijo.
   Rápidamente salió y cuando se disponía a montarse en el taxi, su esposa le detuvo
– ¿Por qué no lo despertaste?
– si lo hago, no me podría ir, no podría – contestó él – Te amo
 Rachel, nunca lo olvides, pase lo que pase, nunca olvides que te amo.
   Los ojos de Scott se empañaban de nuevo, mientras se alejaba tras la ventana del taxi, Rachel tenía la extraña sensación de que su esposo jamás regresaría.
– lo hiciste muy bien Scott – dijo la conductora del taxi donde iba él
– he cumplido mi parte del trato – respondió él – espero que cumplas la tuya
– desde luego, lo que digo lo cumplo, tu familia estará fuera de peligro mientras cumplas con tu misión – respondió Ambar mientras seguía manejando el taxi y llevaba a Scott al aeropuerto dándole instrucciones de donde se verían en Europa.
   Al llegar al aeropuerto, Scott reservó un boleto en el vuelo de las 13:00 rumbo a Bruselas; sin embargo, al voltear en la taquilla, se encontró de frente con unos ojos que ya había visto anteriormente, era aquel hombre que había tropezado en las escaleras de aquella pensión, rápidamente vino a su mente el nombre de Apolimia, el libro que a aquel caballero se le cayó, un extraño presentimiento invadió a Scott.
– es usted de nuevo – dijo él – nos tropezamos en aquel lugar
– cierto – respondió el hombre – en “Pour Toi” ¿visitando un familiar?
– así es – mintió Scott – una tía, si me disculpa debo prepararme para mi vuelo.
   Aquel hombre que no era otro que Julián Montiel, observó el boleto que Scott tenía en su mano, rápidamente éste lo guardó en su chaqueta.
– por supuesto – dijo Julián – una agradable casualidad, aunque si hay una tercera vez, deberíamos tomar unos tragos ¿no cree?
   Scott rió nerviosamente y luego agregó:
– ¿sabe usted cual es la diferencia entre casualidad y destino?
– eso depende de si cree o no, pero no comprendo…
– no se fije – le interrumpió
   Scott sentía que Ambar lo observaba en algún lugar cercano, no podía entablar una conversación con nadie, se despidió amablemente aunque pestañeaba constantemente.
– ¿le sucede algo? – preguntó Julián
– creo que algo me cayó en el ojo, iré a lavarme, hasta luego Monsieur – respondió Scott mientras se alejaba hacia los baños del aeropuerto.
   Ya era mediodía, Julián compró algo de comida para llevar y volvió a la taquilla de boletos.
– ¿Hacia donde se dirige Señor? – preguntó la recepcionista de la taquilla
– a Bruselas, quiero un boleto para Bruselas, Bélgica
– el vuelo ya está despegando, no creo que pueda… pero si lo desea…
– no, no tengo prisa, iré en el próximo vuelo.
   Luego de comprar el boleto, Julián se dirigió al baño, donde había visto entrar a Scott, pero éste, naturalmente, ya no estaba.
– Algo está pasando o está a punto de ocurrir – se decía Julián a si mismo, mientras leía en el borde del espejo del baño una palabra conocida: “Apolimia” luego miró su reloj nuevamente y eran las trece horas en punto.

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