viernes, 11 de enero de 2013

EL MISTERIOSO DIARIO DE GRACY - Capitulo 7 "Bosque de la muerte"


 


OCTUBRE 17


   Ayer no hice nada en la tarde, y hoy amaneció el día nublado, Carlos seguía desaparecido, mi mal presentimiento aumentaba mas, espero que se encuentre bien, sin embargo no dejaba de darme vueltas en la cabeza la idea del bastardo ése de Albert, ¿podría ser Carlos un asesino?
–      Saldremos de nuevo y buscaremos a Carlos – dijeron Rosa y Luis David
–        Esta vez iremos todos – resaltó Laureen
  En efecto, todos, incluyendo a los Chelson, fuimos a lo que parecía un bosque que quedaba al otro lado de nuestro campamento, los arbustos desaparecían y ahora estábamos rodeados de grandes árboles.
–        Nos separaremos – dijo Luis David
–     Si así es el caso – decía el Sr. Chelson pestañando intensamente – iremos al sur, ustedes al norte, y el resto al este y oeste.
   No era algo difícil de hacer, ya que cada uno de nosotros cargaba una brújula, Viviana y yo fuimos al norte, los Chelson al sur, Rosa y Luis David al este y Laureen y “ya saben quien” fueron al oeste, nos encontraríamos en la tarde en el campamento.
  
   El sol subía mas sobre los inmensos cedros, o robles, no sé que tipo de árboles eran en realidad, se acercaba la hora de almorzar y nada que aparecía Carlos, si alguien lo encontraba, le avisaba a los demás.

    No era un bosque muy grande después de todo, y podíamos escuchar algún grito al otro lado, era como una de esas aventuras de Sobreviviente o Expedición Robinson, de esas que salen en la tele,... ¡La Tele!... allí hablaban de los asesinatos con cuchillo, igual que a Gisela y Tía Norah, estaba segura de que era el mismo asesino, no podía ser que asesinar con cuchillos se haya puesto de moda, seguía pensativa en esos crímenes cuando de pronto vi a Viviana (que se había adelantado de mi) haciéndome señas a unos 5 o 6 metros al frente mío.
–      Ahhh! – gritó alguien tras de mi.
   Me volteé de inmediato y vi a Carlos caer con una puñalada en la espalda, cuando quise voltear de nuevo hacia donde estaba Viviana, ésta también caía al suelo con un cuchillo incrustado en su frente.
–      Dios mío! – grité – Viviana no me advertía a mi, sino a Carlos que estaba tras de mi, y ahora también la mataron.

   Escuché pasos muy cerca, pero miraba a todos lados y no veía a nadie, tenía que tener fuerzas y seguía gritando, sin darme cuenta que sin brújula ni nada, estaba totalmente perdida y desorientada en ese bosque de la muerte. Creí que perdía las fuerzas, se supone que alguien debió haberme oído pero nadie venía a ayudarme, pobre Viviana, quiso salvar a Carlos de alguien, pero este se llevó a los dos, y ahora parece que viene por mi, pero... ¿dónde estarán los demás?... seguía pensando ¿qué hacía Tía Norah aquí?, tal vez quiso decirme algo, algo sobre el asesino.

  ¿Quería advertirme?, porque solo recuerdo que me decía que tuviera cuidado, e incluso antes que la mataran, – cuídate Gracy – fue lo que alcanzó a decir de último, y ¿por qué Laureen no hacia nada para atraparlo? ¿será que está involucrada?, No, no lo creo, conozco a Laureen, e incluso luego del incidente hace años atrás en que me tenían de rehén y casi me matan, ella siempre estuvo conmigo, me apoyó y siempre me invitaba a salir y distraerme, se suponía que este viaje era para eso, cuan equivocada estaba, seguía dándole a Laureen el beneficio de la duda, pero en cambio Albert... ese era el mas sospechoso, aún recuerdo cuando Laureen me lo presentó:

–        El es mi novio Albert – me decía Laureen

–        Un placer, soy Gracy Vilman

–        Albert Torres, encantado – me dijo, pero su mirada me daba escalofríos.

  

   Un momento... ¿Albert Torres?, si mal no recuerdo el estudiante que me tuvo como rehén se apellidaba Torres, sí... – ¡Torres suéltala! – le gritaba el director cuando llegó la policía, tal vez solo sea coincidencia, después de todo hay muchas personas de apellido Torres, pero como iban las cosas hoy día, no estaba segura de eso.

   Nada podía ser peor que esto, estaba sola en medio de un bosque muy alejado de la playa, lo sabía porque ya no me olía a mar, ni siquiera se oía ya, estaba anocheciendo y no sabía como regresar, los demás se preocuparían, o tal vez ya me dieron por muerta, por lo menos tenía este diario, si me matan, espero que alguien lo lea y sepa la verdad.



No hay comentarios:

Publicar un comentario