jueves, 17 de enero de 2013

APOLIMIA ATACA AL REY - Capitulo 19 "El Día del Cometa"



Febrero 17, Día del ataque

E
l día tan esperado por todos, al fin había llegado, desde tempranas horas los principales monarcas, presidentes y ministros de Europa se dieron cita en el Palacio Real de Bruselas, donde el Rey Leopoldo III tenía organizada una gran fiesta celebrando la llegada del cometa Apolo a los cielos del atlántico norte. Naturalmente Apolimia también estaba organizando su plan de ataque, sus miembros se habían encargado de inmiscuirse en la realeza belga sin ser notados con el propósito de preparar el terreno; Ahora la fase II del Proyecto Apolimia, la fase final, estaba a punto de comenzar.
   La noche se acercaba, afortunadamente el cielo permanecía despejado lo que haría más vistoso el cometa y la lluvia de meteoritos pronosticada para ese día. Una innumerable lista de invitados comenzó a llegar al Palacio, mientras los príncipes Balduino y Albert los recibían con la cortesía y nobleza que les caracterizaba; Los reyes de España, Suecia, Dinamarca y Noruega llegaron temprano; las reinas de Inglaterra y Holanda más los príncipes de Mónaco, Andorra y Lienchtenstein junto al Duque de Luxemburgo les precedían; mas atrás venían entrando los presidentes de Alemania, Italia, Francia, Portugal, Polonia, Rumania, Bulgaria, Suiza, Austria y Hungría.
   Después de ellos llegaban algunos primeros ministros, aristócratas y diplomáticos más importantes de la época. La fiesta organizada por la realeza de Bélgica, no era para tratar ningún tema político, económico o social, sino para compartir un evento único de la naturaleza entre líderes de estados, demostrando la iniciativa del compañerismo y buenas relaciones entre las naciones mas influyentes de Europa.
   Entre los invitados de honor se encontraba el detective Julián Montiel quien iba acompañado de una hermosa dama de cabellos oscuros, piel blanca y ojos claros, vestía muy elegante de acuerdo a la ocasión.
– No te alejes mucho – le dijo Julián a la dama que lo acompañaba
– Debo verlo, detective, necesito hablar con él – respondió ella
– el Duque está por allá, venga conmigo.
   Ambos caminaron entre los principales invitados, rumbo a las escaleras principales, subieron muy diplomáticamente, saludando con una leve reverencia a los que se cruzaban con ellos. Una vez arriba Julián llamó a Scott:
– Duque Theodore, quiero presentarle a alguien.
   Éste volteó e hizo cuanto pudo para ocultar su asombro frente a los monarcas con quien conversaba.
– me disculpan por favor – dijo Scott mientras se retiraba con Julián y la dama, hacia uno de los salones privados
– ¡es usted el mejor detective! – exclamó Scott, justo antes de besar apasionadamente a la mujer que venía con él – Que bueno verte Rachel
– Si Scott, el detective Montiel me encontró y pues yo a él… ya sabes, por el dato que me diste en Nochebuena, de buscar en el aeropuerto
– el libro del “Portal del Espejo en el Baño”
– así es, sabemos que Jimmy aun no sabe leer, así que supe de
inmediato que se trataba de una pista, y precisamente en el espejo del baño del aeropuerto estaba escrito el número de teléfono del detective
– yo mismo lo escribí madame – intervino Julián – luego que capté el S.O.S de su esposo, sabía que alguien lo observaba, sin embargo él dejó escrita la frase “Apolimia está en Bruselas”, escribí mi numero porque pensé que regresaría
– pero no pude regresar – continuó Scott – así que le dije a Rachel entre líneas que fuese al aeropuerto y buscara en el espejo del baño, sé que nunca limpian los bordes de los espejos, no podía decírselo directamente porque estaban escuchando la llamada
– Gracy ¿verdad?
– no, uno sus cómplices, Beatrix Stonen, es la que usted debe detener, detective, aquí se hace pasar por Amy Kassan
– lo imaginaba, en el anuario del Champittet que vi figuraba ella entre los involucrados con el caso del atacante del Rey, Monsieur Tom Stonen, era de esperarse
– así es, ella y un joven llamado Richard Favelli están a cargo de eliminar al Rey
– De inmediato le avisaré y le pondré bajo protección – dijo Julián al mismo tiempo que se retiraba.
   Una vez que Scott y Rachel quedaron a solas, éste le preguntó:
– ¿Dónde está Jimmy?
– está en Vancouver, lo dejé con Alice, descuida, está a salvo de esa tal Gracy, el detective Montiel le puso vigilancia
– nadie está a salvo de Gracy, no será fácil deshacerme de su yugo, ya me gané su confianza pero…
– lo lograremos – le interrumpió ella – ya verás que saldremos de esta.


   Mientras tanto, en la Sala Principal del Palacio, el rey Leopoldo anunciaba que el cometa Apolo estaba a punto de cruzar la órbita terrestre, y les invitaba a salir al Palco exterior, ambientado y arreglado especialmente para la ocasión. Todos salían a degustar su vista con la impactante caída de estrellas que ofrecería la aproximación del cometa con la atmósfera.
   Sin embargo, Gracy había escapado de su celda y se encontraba en el Palacio Real, Balduino logró verla escabullirse entre los invitados, iba disfrazada de criada, sin duda alguna era ella
– Ambar está aquí – le comentó Balduino a Albert
– ¿estás seguro? Sé que aun te duele que…
– es ella Albert, te digo que la vi ¿me vas a ayudar a buscarla o no?
– como quieras, pero debemos alertar a los guardias
– tienes razón, le diré a Phil
– mande usted, Alteza – dijo Phil una vez que los príncipes lo llamaron
– escuche con atención – le ordenó Balduino – busque a Humbert, el Jefe de la Guardia Real, y alértele sobre la prófuga Gracy
– ¿prófuga? ¿se escapó?
– si sí, no pregunte y haga lo que le digo
– de inmediato Alteza – decía Phil, mientras se retiraba a toda prisa con una sonrisa en el rostro, sabiendo que efectivamente no daría ninguna razón, Apolimia se acercaba
– esto es demasiado, necesito un trago – sugirió Albert
– yo también – agregó Balduino tomando una de las copas que un criado llevaba en una bandeja.
   Todos los invitados salieron al Palco a ver el cometa, pero Albert y Balduino seguían buscando a Ámbar en el Palacio.



   Al rato Balduino tomó de la copa y casi que inmediatamente su lengua se hinchó, sus ojos se abrieron y su respiración disminuyó mientras su piel se palidecía.
– ¡Balduino! ¿Qué tienes? – exclamaba Albert – ¡Auxilio! Por favor alguien que me ayude – gritaba el, pero nadie le oía, todos estaban afuera y el personal de servicio estaba con ellos para atenderles, Albert y Balduino estaban completamente solos – ¡Hermano! No te muevas, yo…
– la copa – susurraba Balduino – está envenenada.
   Inmediatamente Albert tiró su copa que aún no había probado, luego exclamó:
– ¡el criado! Debo encontrarlo, el tiene la bandeja con las copas, él debe saber…
– sé fuerte Albert – decía Balduino con la respiración entrecortada – protege a Papá hasta que te toque reinar…
– No digas eso hermano, tú eres el futuro Rey, no quiero perderte, ahora mismo te llevo a un médico.
   Acto seguido, Albert cargó a su hermano moribundo y corrió lo mas que pudo cruzando el gran vestíbulo para salir, no podía creer que nadie estaba por allí, era como si se hubiesen puesto de acuerdo, efectivamente así lo había planeado el Proyecto Apolimia.
– no te muevas – sollozaba Albert mientras bajaba a Balduino para pedir ayuda – ¡El príncipe fue envenado! ¡Ayúdenme!
– dile a Gracy que yo la… siempre la amé – dijo Balduino con dificultad antes de perder el conocimiento.
   Albert buscó su pulso desesperadamente con los ojos empañados, pero el príncipe Balduino falleció en ese instante.
– Te quiero hermano, perdóname – se lamentaba Albert frente al cuerpo de su hermano
   Unos minutos después entró Phil al vestíbulo del Palacio observando la escena sin ninguna contemplación ni emoción alguna.
– ¡No te quedes allí parado, mayordomo inútil! – le gritó Albert – busca ayuda, llama a Humbert, esto es obra de esa maldita Ambar, ella es Apolimia
– no será necesario, Alteza – decía Phil mientras sacaba una jeringa escondida en su manga, previamente envenenada y se acercaba lentamente al príncipe Albert quien seguía junto al cadáver de su hermano.

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