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misma noche, Ana se encontraba en el despacho de los tribunales, revisando
detalladamente el expediente de Isamar y los informes de sus terapeutas; se
suponía que los miembros del jurado se reunirían a las 9:00 pm, pero ninguno
había llegado. Faltaban cinco minutos para las 10:00 pm cuando Luis llegaba al
despacho.
–
¡Hasta que por fin llegas! – exclamó Ana – ¿Dónde has estado? ¿y los demás?
– No lo
sé, yo estaba en el restaurant
– ¿los
demás no estaban contigo?
– No,
lamento llegar tarde, pensé que era el único que faltaba pero…
– eres
el único, aparte de mi, que ha llegado.
En ese instante entraba Angie un poco
sudada, con el uniforme y bata de cirujana.
–
lamento la demora – dijo ella – la cirugía tardó mas de lo esperado y no pude
venir antes.
– pero,
por lo menos pudiste llamar y avisar que te retrasarías – le regañó Ana.
– ¿y
los demás?
– eso
quisiera saber yo.
La puerta se abrió nuevamente, mientras
Gabriel y Mariah entraban muy alegres, riendo a carcajadas.
–
¿saben que hora es? – les interrogó Ana con una mirada fulminante.
– ¡oh!
No nos dimos cuenta de la hora – dijo Mariah – estábamos celebrando
– ¿celebrando?
¿Qué estaban celebrando ustedes dos? ¿acaso son…?
– No,
nada de eso, solo celebrábamos algo que hicimos, un “proyecto” que habíamos
planeado hace tiempo y hoy se cumplió – respondió Gabriel.
– ¿y se
puede saber que proyecto es ese?
– de
ninguna manera, con todo respeto, pero no tiene que ver con ustedes así que les
agradezco que no se inmiscuyan – aclaró Mariah un poco alterada.
– mas
les vale que no tengan ninguna relación, nos escogieron como miembros del
jurado para este caso y si existen romances entre nosotros, nos quitarían de
inmediato y hasta podría perjudicar el veredicto.
–
pierde cuidado Anita linda, nada de eso es verdad
– ya
veo – agregó Angie – aun están tomados, creo que debemos posponer la reunión.
– No
estamos ebrios – insistió Gabriel – yo soy un siervo de Dios y no tomo alcohol,
podemos celebrar con otras cosas ¿está claro?
– si tu
lo dices.
De pronto Seth hizo acto de presencia, pero
traía un semblante desaliñado y vestido totalmente de negro, cuando entró
guardó unos guantes negros en su bolsillo.
– Vaya
vaya – dijo Luis – miren quien se digna a llegar
Seth se secó el sudor de su frente y se
apresuró a decir:
– sé
que estoy retrasado pero…
– pero
nada Sr Swareh – interrumpió Ana – como presidenta de este jurado me resigno a
seguir en estas condiciones ¿Qué les ha pasado a todos ustedes?
– tuve
una fuerte discusión con mi esposa – dijo Seth – no me di cuenta de la hora y…
– ¿sabes
que? Ahorrate los detalles – le interrumpió Angie – ¿Por qué traías guantes si
no hace frio? ¿acaso mataste a alguien? – agregó ella burlonamente.
Todos rieron, sin embargo Seth se puso muy
nervioso, aunque intentó disimularlo.
– Muy
bien – dijo Ana – ahora ya podemos comenzar la reunión, que por cierto lleva
mas de una hora de retraso.
– ¡esperen!
– exclamó Luis – falta Ally, no ha llegado.
– es
cierto, ¿Dónde estará metida?
– la
llamaré – dijo Ana tomando su celular, pero la llamada no caía.
– ¿podemos
comenzar sin ella?
– lamentablemente
no, debemos estar todos.
– bien
bueno pues, esa Ally me va a oír.
Minutos después llegaba Ally con una cara de
pocos amigos, se sentó en su puesto sin saludar a nadie.
– pero
miren a ésta – dijo Angie – llega súper atrasada y ni se molesta en pedir una
disculpa.
– Lo
siento – mencionó Ally – es que tuve una mala noche, todo me salió mal, le di a
quien no era y…
– ¿de
que estás hablando?
Ally se quedó mirándolos, luego lanzó una
carcajada y agregó:
– no me
hagan caso, solo yo me entiendo.
– Ahora
si – dijo Ana – comencemos esta reunión, son las diez y media, hace cinco horas
que salimos de la casa de Isamar, siendo testigos de sus transiciones, tenemos
nuevos indicios que pueden darle un giro a este caso.
– la
presunta cuarta personalidad – dijo Ally
– exacto
¿es real o inventada?
– eso
es lo que tenemos que descubrir
– ¿no
debería hacerlo la policía o la psicóloga?
– la
verdad es que no confío en esa psicóloga – dijo Seth
– ¿la
Dra. Mendoza? ¿Por qué?
– siento
que oculta algo.
– si,
yo también pienso lo mismo – agregó Angie – esa doctora sabe mas de lo que
dicen sus informes
– ¿se
dieron cuenta que solo Isadora le decía “Arni”, al Sr Arnaldo?
– si me
di cuenta, ni siquiera Isamar lo llamaba así
– ¿y si
llamamos a otro especialista para tener otra opinión? – preguntó Gabriel
– ya
han sido muchos psicólogos los que han tratado a Isamar – mencionó Ana – y
todos dan el mismo diagnóstico, así que de nada sirve buscar otra opinión
profesional.
– ¿y
entonces? ¿Qué haremos para probar si la cuarta personalidad de Isamar es real
o no? – preguntó inquieta Mariah
– ¡Lo
tengo! – exclamó Luis – sé como podemos hacerlo.
Todos se acercaron más y comenzaron a
planear su nueva estrategia, por primera vez, todos estaban de acuerdo y no
habían discusiones en esa sala de juntas, solo voces en murmullo se escuchaban
entre el jurado. El veredicto se acercaba, todo dependía de sus resultados.
A la mañana siguiente el abogado defensor se
encontraba en casa de Isamar, acompañándola.
– debo
avisarles a los miembros del jurado lo que ha ocurrido – dijo el abogado – la
Dra. Mendoza sigue en terapia intensiva y aun no ha despertado.
– No
hace falta que le avise a ellos – dijo Isabella con su sonrisa cautivadora
– ¿Por
qué lo dices? ¿tú les avisaste?
– No,
non ho nulla
– ¿y
entonces?
– ¿es
que no lo sabes? Uno de ellos lo hizo.
El abogado se colocó de pie al instante,
totalmente sorprendido y se acercó a Isabella.
–
explícate, repite eso que creo que no entendí bien – dijo él.
Isabella se peinaba el cabello con los
dedos, mientras seguía sonriendo tranquilamente, levantó la mirada y dijo:
– Lo
que oíste, uno de los miembros del jurado, entró aquí anoche y apuñaleó a
Brigitta
–
¿estás segura? ¿Cómo lo sabes? ¿Quién fue?
– yo vi
cuando salía corriendo, no sé quien fue, pero aun llevaba colgando el carnet de
jurado, ese que todos tenían ayer, por eso sé que fue uno de ellos – comentaba
Isabella de lo más relajada.
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