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ué se le ofrece oficial? — preguntó el Sr Combs al
entrar a la habitación de Julián donde estaban efectuando los interrogatorios.
—Por favor, pase adelante y tome asiento.
—Sé que hace su trabajo, así que si en algo puedo
ayudarle, pues estaría complacido en atraparla.
—¿Atraparla? ¿Se refiere a una mujer?
—Pues, hablo de la persona homicida Sr Montiel, “la
persona” está en genero femenino.
—Por supuesto. Me gustaría saber ¿Por qué hasta
ésta hora aún no ha venido un bus de respaldo, o por lo menos una grúa, o algo
donde los pasajeros varados aquí puedan continuar su viaje?
—Créame que yo me pregunto lo mismo, anoche cuando
llegamos llamé al terminal y me dijeron que no habían buses disponibles. Luego
volví a llamar ésta mañana y me dijeron que venía un mini expreso en camino,
pero no sé lo que pasó.
—Tengo la impresión de que alguien no quiere que
ese bus venga para que no salgamos de aquí.
—¿Y yo que tengo que ver en eso?
—Esperemos que nada Sr Combs, ¿Me puede dar su
nombre completo?
—Isaac Tomas Combs Hennet, llevo cinco años
trabajando en la línea de autobuses y expresos de Vallenar, San Martin y otras
ciudades de la Región Arica.
—Ya veo, ¿Y cuál es su edad?
—Tengo 34 años
—Gracias, y antes de trabajar en esa línea, ¿Dónde
trabajaba?
—No crea que he sido conductor de buses toda mi
vida, pues fíjese que desde que llegué a éste país hace unos quince años más o
menos, comencé en la calle vendiendo frutas, luego fui panadero, vendedor de
loterías y hasta portero.
—¿Es Ud. casado?
—Soy viudo, mi esposa que en paz descanse murió
hace cuatro años en Puerto Rico; Ella trabajaba allá como secretaria, sólo se
fue por un año y nunca mas regresó… —una lágrima brotó por su mejilla— …no pude
verla, ni pude despedirme, no tenía dinero para viajar hasta allá.
—Lo siento mucho Sr Combs— le decía Julián mientras
le entregaba un pañuelo— Su esposa estaría orgullosa de Ud.
—No, ella no estaría orgullosa, he hecho cosas que
nunca pensé que haría.
—¿Cosas como cuales?
—Me he dejado llevar por la ira y los deseos de
venganza y he robado y participado en cosas…
—No se detenga, continúe.
—…Sólo he engañado a mucha gente, pero también me
han engañado.
—Espere que no nos engañe cuando me diga lo que
pasó con la vaca de anoche.
—Ah sí, una vaca se atravesó en la carretera, y
perdí el control del volante, lamento mucho el susto que pasaron ustedes, yo
también estaba aterrado; Bajé de inmediato pero el bus estaba muy chocado y con
tres cauchos rotos.
—¿Y por qué quería ir solo a buscar ayuda? ¿No era
peligroso?
—La verdad es que no pensaba en mi seguridad,
después de todo ¿Qué me iban a robar por allí?, Reconozco que fue una
imprudencia, que bueno que me acompañaron.
—¿Ud. sabía que ésta posada estaba cerca del
accidente?
—No Señor, uno de los pasajeros aseguró haberla
visto.
—Ah, ya lo recuerdo, y ¿Por qué se levantó tan
tarde ésta mañana?
—Por la misma razón que Ud. ¿recuerda que
desayunamos juntos? Estaba exhausto y agotado.
—Tiene razón, tiene Ud. una buena coartada, ya que
a la hora del crimen Ud. se encontraba desayunando en la cafetería conmigo, así
que no tiene de que preocuparse, sólo quería conocer su versión de los hechos y
del accidente de anoche.
—No me cree ¿verdad? Piensa que es absurdo ver una
vaca atravesada en el camino.
—No Sr Combs, esas cosas pasan, lo que no entiendo
es que con cinco años de experiencia y sin ningún accidente en su carrera de
chofer, venga a chocar un Expreso por una vaca.
—Le dije que me distraje, estaba muy cansado, sé
que fue imprudencia, pero doy gracias a Dios que nadie salió lastimado.
—Y ¿Qué me dice de la Srta. Geribeth? Fue
asesinada.
—Eso no fue culpa mía; ella no me dijo…
—¿Ella no le dijo? ¿Quién?
—La Srta. Geribeth, no me dijo quien la seguía.
—Creo que no estoy entendiendo, ¿A qué se refiere?
—No quería decirlo porque pensé que Ud. pensaría
que yo tengo algo que ver. La cuestión es que la Srta. Geribeth, me dijo anoche
que alguien la seguía, alguien cercano a ella, pero nunca me dijo quien era.
—¿Eso fue todo lo que dijo?
—Si, ni siquiera le di importancia, como ya le dije
estaba exhausto, ahora pienso que les puede servir de algo.
—Como no Sr Combs, me ha servido de mucho su
declaración, Puede retirarse.
—Antes de irme, dígame una cosa Sr Montiel ¿Por qué
sólo Ud. hace las preguntas? ¿Acaso el oficial Almarza no puede inmiscuirse?
—Aunque no sea de su incumbencia se lo diré Sr
Combs, el oficial Víctor Almarza supervisa la investigación y me ayuda con el
caso. ¿Satisfecho?
—Disculpe si lo ofendí, solo tenía curiosidad.
—La curiosidad mató al gato Sr Combs —recalcó el
oficial Almarza.
El Sr Combs se retiró y Julián
se quedó pensando un rato.
—¿En que piensas Julián? —preguntó Víctor.
—Pensaba en la esposa del Sr Combs, en lo que me
dijo él acerca de sus deseos de venganza, y sobre todo porque me dijo que su
esposa murió en Puerto Rico, ¿sabía Ud. que fue en ese país donde comencé mi
carrera?
—¿En Puerto Rico?
—Sí, allí tuve mis primeros casos con los mejores
detectives de ese país, luego que me vine a Chile, ya tenía más experiencia.
¿Quién sigue en la lista Thor?
—La chica que iba a La Floresta, los hermanos
Casetti y la joven Cindy, ¿Por quién comenzamos?
—Sigamos ese orden, llamemos a la chica de La
Floresta, esa chica que me recuerda a alguien —murmuró Julián.
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