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ueron sólo pocos minutos los que transcurrieron
mientras todos estaban a la expectativa e impacientes por oír al detective
Julián Montiel, hasta el mismo oficial Víctor Almarza estaba curioso por saber
lo que su amigo detective tenía que decir. Allí mismo Julián tomó la actitud de
un gran orador de conferencia y con voz serena comenzó a hablar:
—Quiero decirles señores que cada una de sus
declaraciones fue importante para éste caso, y todos dieron información clave
sin siquiera saberlo, sus distintos puntos de vista me dieron una nueva
perspectiva de cómo ocurrió todo esto en éstas últimas horas. Comenzaré por el
principio, cuando yo comencé mi carrera en otro país, específicamente en Puerto
Rico, allí trabajé en muchos casos, entre ellos estuve en uno en particular: El
Caso Rivers; unos habrán oído hablar de él, otros no. Lo importante es que
recuerdo bien el caso, mi jefe: el estimado Inspector Jeremy Tompson, me enseñó
mucho de lo que sé hoy, y de cómo manejar y desarrollar esa intuición policial,
yo era su mejor alumno, tanto así que a veces nos tuteábamos; Yuls, así me
decía él, nunca me llamó Julián sino Yuls, fue un gran maestro y un gran amigo.
Ustedes se preguntarán ¿Qué tiene que ver el Inspector Tompson y el caso Rivers
con nosotros?, pues bien , luego de descubrir al asesino del Caso Rivers, la
empresa se fue a pique, pero una de las víctimas de ese caso, la cual trabajaba
en esa empresa, dejó un esposo frustrado y dolido en éste país. El Sr Combs era
el esposo de Valery Torres, asesinada en
esa empresa. Pero ¿Quién querría matar al viudo de Val, como todos la
llamaban? Tenía que ser alguien que odiaba a Valery y además la haya conocido y
haya estado involucrado en ese caso. Fue entonces cuando recordé que dos de los
implicados los cuales fueron los únicos que sobrevivieron, estaban presos:
Simón y Leticia, uno era amigo y la otra era esposa del sospechoso Sr Rivers.
Uno de ellos escapó de la cárcel y llegó a éste país para terminar la misión
del asesino Rivers, pero ¿Quién sería tan loco como para realizar semejante
hazaña? Sólo Leticia, cuyo estado mental estaba muy deteriorado. Pues bien
señores, les presento a Leticia Rivers — dijo Julián señalando a una de las
mucamas.
—¿Mel? —preguntó extrañado el Sr Maizén, —nuestra
Mel es una asesina?
—¿Es cierto eso Mel? —le preguntaron sus dos
compañeras mucamas.
Mel no
dijo una palabra, su rostro serio se tornaba lloroso y amargo.
—¿Cómo pudiste hacerlo? —dijo el Sr Maizén—
Confiaba en ti.
—Pero Sr detective— intervino Ted, —¿Cómo supo Mel
que nosotros nos quedaríamos varados en ésta posada, justo donde ella
trabajaba?
—Buena pregunta— dijo Marco.
—Es allí donde les contaré un buen libro que leí,
para explicarlo mejor —dijo Julián— ¿Han leído el libro: Extraños en un tren, de
Patricia Highsmith?
—No
—Creo que sí
—¿Es sobre dos asesinos?
—Algo así —respondió Julián— el libro narra la
historia de dos personas distintas entre sí que no se
conocían y que planeaban asesinar cada uno a alguien especifico; Luego, éstos
dos asesinos desconocidos se encontraron en un tren y se dieron cuenta que
tenían algo en común, y planearon cada uno matar a la víctima del otro, así
nunca los atraparían porque no habría conexión alguna de la víctima con el
asesino.
—Realmente no entiendo —dijo Luisana— ¿Qué tiene
que ver eso con la mucama Mel?
—Precisamente eso, —dijo Julián— Mel no podría
hacer que el bus chocara justo cerca de esta posada, así que debía tener un
cómplice en el bus.
—Pero, ¿Quién era el cómplice?
—El mismo Sr Combs.
—Ahora sí que entiendo menos detective— dijo
Tamara.
—No es complicado, ya que sólo el Sr Combs fue el
que vio la vaca en el camino, ninguna vaca huye tan rápido, ni desaparece ¿Por
qué nosotros no la vimos? Porque nunca existió, esa fue su estrategia para
dejarnos en esta posada.
—Pero ¿Y mi sueño? — preguntó Luisana —Había una
vaca.
—Olvide su sueño por ahora, tal vez fue una
percepción del engaño que nos harían.
—Entonces, ¿Cómo el Sr Combs era cómplice de su
propio asesino?
—Esa es la mejor parte —respondió Julián— El Sr
Combs jamás hizo un trato con Mel, ni siquiera la conoció; En otras palabras,
Mel no mató al Sr Combs porque él era su propia víctima ¿recuerdan el libro?
Mel asesinó a la Srta. Geribeth, la víctima de otro asesino, el otro extraño,
el verdadero cómplice de todo esto, el que sí mató al Sr Combs.
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