Septiembre 11, Bruselas, Bélgica
N
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uevamente
me encuentro plasmando mis sentimientos en este diario, hace mucho que dejé de
hacerlo, pero esta vez lo retomaré para planear mi mayor venganza, Leopoldo III
el Rey de los Belgas voy por ti y esta vez no te me escaparás. Tenemos un
pasado en común y una ofensa tan grande como esa no se olvida tan fácil, ni
mucho menos se perdona; sé que yo sola no podré hacerlo, eres muy poderoso e
influyente, pero yo soy mas astuta y no tienes idea de a quienes he traído para
tu derrota, acabaré contigo y con tus hijos, el trono de Bélgica quedará sin
herederos, por primera vez en la historia de Europa, toda la familia real será
exterminada por completo, mi equipo y yo nos encargaremos de eso…
Un golpe en la puerta interrumpió la
narración y el desahogo que Ámbar Drescher escribía en su diario, lo guardó en
un estante con llave y luego exclamó:
–
¡Adelante!
–
Gracy, ya todos están aquí – dijo Richard
– no
vuelvas a decirme Gracy ¿está claro Rick? Ahora soy Ámbar.
Richard Favelli era la mano derecha de Ámbar a pesar de ser tan joven, era un gran abogado y el más confidente de
todos, llegado a ser una especie de “mejor amigo” debido a la gran admiración
que éste le tenía a ella, sin embargo a Ámbar esto le resultaba indiferente y
estaba dispuesta a prescindir de sus servicios cuando mejor le conviniese.
Mientras tanto, en el salón de abajo, de una
especie de casa antigua muy bien amueblada, decorada como en los años 50 y con
un ambiente escalofriante y misterioso; se encontraban Phil Benz, Martine
Luport y Scott Campbell, se miraban unos a otros sin pronunciar palabra alguna,
de repente Phil rompió el silencio:
– Todo
esto da escalofríos ¿no creen? – dijo en español
Martine y Scott se asombraron, se dieron
cuenta que no eran los únicos latinos en ese lugar
–
También hablas español – mencionó Martine – es bueno conocer gente de habla
hispana
– ¿Con
que los amenazaron para venir aquí? – preguntó Scott cortando drásticamente la
conversación.
Los tres enmudecieron, Phil tartamudeó:
– ¿Co…
Cómo sabías que…?
– es
obvio que no estamos aquí por voluntad propia – continuó Scott
– ¡No
deben hablar en español en este lugar! – les regañó de pronto Amy Kassan, quien
iba entrando al salón en ese instante – Aquí hablaremos francés
– fue
esa madame quien me trajo – dijo Martine señalando a Amy – me prometió algo muy
preciado
– ¿y tú
le creíste? – acotó Phil – pobre ilusa.
Amy intervino:
– Todos
tenemos un pasado oscuro y criminal, y estamos obligados a participar en este
proyecto para que ese pasado sea borrado
– nadie
puede borrar el pasado
– ¿tu
también estás incluida en esto Amy?
– desde
luego – respondió ella – yo vengo de…
Repentinamente Ámbar y Richard hicieron acto
de presencia.
– ¡Bienvenidos
amigos y colegas! – dijo Ambar
– ¿colegas?
– todos
somos, de una u otra forma, personas que hicimos algo de lo que nunca pensamos
que podríamos hacer
– ¿te
refieres a asesinar?
– una
de las tantas cosas – agregó Richard
– ¿Quién
eres? ¿Apolimia?
– ¿eres
la famosa jefa “Apolimia”?
Ámbar sonrió y luego se sentó en el enorme
sofá frente a ellos.
– Mi
nombre es Ambar Drescher, y les tengo el mayor reto de sus vidas, la destrucción
de la realeza belga
– ¿Por
qué?
– tengo
mis motivos, se los diré en su debido momento – respondió Ambar
– ¿nos
trajiste aquí para matar al Rey Leopoldo?
– y a sus
hijos también, de esa forma no habrá ningún heredero al trono y…
– se
formará el caos total en la mayor potencia europea – le interrumpió Scott
– pero
alguno de sus primos tomaría el trono – agregó Martine
– no
existen primos, al menos no cercanos, la corona real belga no tendrá sucesor,
se deberá formar un nuevo linaje – decía Richard con cara de satisfacción
– ¿y a
quien podrían postular?
– tal
vez al Duque Theodore – respondió Ambar mientras miraba sonriente a Scott.
Scott quedó boquiabierto por unos segundos,
luego añadió:
– ¿Es
eso lo que quiere que haga? ¿para eso quiere que me haga pasar por un Duque?
– así
es mi amigo
– ¿y
nosotros que ganamos? – preguntó Martine
Ámbar volteó y mirándola fijamente le dijo:
– Tanto
a ti como a Phil y Amy se les dará lo que se les prometió.
Phil, Amy y Martine sonrieron de
complacencia, pero Scott seguía con dudas, aun así no podía objetar, su familia
dependía de ello.
– ¿y
entonces quien es esa tal Apolimia?
Ámbar caminó hacia una puerta lateral del
salón, la abrió y dijo:
– les
invito a pasar a nuestra sala de juntas, allí les presentaré a la inigualable
Apolimia.
Phil, Martine, Scott, Amy y Richard entraron
en ese orden a la habitación,
mientras Ambar daba un suspiro de victoria y murmuraba para sí: “Lo lograré, ya verás que lo haré, Apolimia te vencerá”; acto seguido
entró con los demás cerrando la puerta tras de sí.
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