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silbido de asombro se escuchó cuando Ámbar encendió una gran pantalla en el
salón, el Rey Leopoldo III, rey de Bélgica, aparecía en primer plano.
– ¡Este
es nuestro objetivo! – exclamó
– ¿Por
qué el Rey Leopoldo? – preguntó Martine nuevamente
–
asuntos pendientes
– ¿Cómo
llegaremos a él? – preguntó Scott
– es
allí donde ustedes entran en acción, representando cada uno de sus papeles –
agregó Ámbar
Y luego dirigiéndose a Phil, mostró en la
pantalla un gran Castillo y le dijo:
– El Castillo de Laeken, es donde vive
Leopoldo y sus hijos, tú serás su mayordomo, o mejor dicho, uno de sus
mayordomos, deberás ganarte su confianza, y sobretodo de los príncipes, eres
muy bueno en eso, no lo olvides.
– muy
bien ¿y que hay con el Rey?
– ese
nunca confiará en ti ni en nadie, de él me encargo yo – respondió Ámbar – tu
labor será ganártelos y conocer perfectamente cada recoveco de ese Castillo, de
pies a cabeza, hasta nuestro mayor reto en febrero.
– ¿Por
qué en febrero?
– el 17
de febrero habrá un gran acontecimiento en Europa, muchos reyes, reinas,
príncipes, duques, etc, se darán cita aquí en Bruselas y…
–
¿piensas acabar con todos? – interrumpió Phil
– no
sería mala idea, pero mi objetivo solo es Leopoldo
– existe
un pequeño inconveniente – mencionó Phil – no sé hablar ni francés, ni
holandés, ni alemán
– tienes
cinco meses para hacerlo mientras trabajas allá
– ¿Cómo
estás tan segura que me darán el empleo?
– Te
hicimos un excelente currículo y conozco a Felipe, el jefe de la guardia real,
el encargado de emplearte, no sé resistirá a tu hoja de vida.
Mientras Phil leía toda la supuesta
experiencia descrita en su hoja de vida, Ámbar se dirigió esta vez a Martine:
– Lo
mismo para ti Martine – le dijo – no necesitamos inventar ni exagerar tu hoja
de vida, la mejor cocinera de Europa debe cocinar para Leopoldo, tu deber será
colocar 10 mg diarios de hierro y zinc en la comida del Rey
– eso
no envenena a nadie
– ¿y
quien te dijo que quiero envenenarlo? No, solo aumentar la dosis de minerales
en su organismo
– ¿para
qué?
– para
la ceremonia de febrero.
Richard tomó la palabra esta vez.
– el
rey Leopoldo siempre usa su corona real durante los eventos diplomáticos en el
Palacio Real recuerden que dicha reunión se hará en el Palacio no en el
Castillo de Laeken
– si,
si, ya lo sabemos – dijo Scott – el Castillo es donde vive la realeza y el
Palacio es donde hacen sus fiestas… pero ¿Qué tiene que ver que tenga la corona
puesta?
– Amy
creó un dispositivo que se colocará en la corona real y hará una pequeña
descarga eléctrica que al ser contrarrestada por un
alto
contenido de hierro y zinc en la sangre…
– la
persona en cuestión quedará paralizada y electrocutada internamente – concluyó
Amy
– ¿y
cómo colocamos ese dispositivo en la corona del Rey?
– No lo
haremos, lo instalaremos en una réplica exacta de la corona, solo debemos
suplantarla
– ¿Cómo
consiguieron una réplica de la corona?
– digamos
que alguien me debía un favor, lo que importa es sustituirla por la original
–
¿sustituir la corona real?
– He
allí el mayor reto.
Ámbar sonrió y miró a Scott, luego agregó:
– allí
es donde tu entras mi amigo, serás el Duque Theodore, te darán completo acceso
a las joyas reales incluyendo la corona de Leopoldo
–
¿ustedes creen que no se darán cuenta? – acotó Scott – ¿hacerme pasar por el
Duque Theodore frente a su propia familia?
– Eres
muy parecido a él – intervino Richard – además, ninguno de ellos lo ha visto en
10 años, no te reconocerán, siempre y cuando actúes como él, te daremos todo lo
referente a él, sus costumbres, sus hábitos, sus recuerdos de infancia con los
príncipes y con la difunta reina
– ¿y
que pasará si el verdadero Duque Theodore aparece?
– no lo
hará, nos encargamos de eso – dijo Ámbar con una sonrisa de victoria
– me
encanta este reto – agregó Phil – pero aun no nos presentas a Apolimia.
Ámbar y Richard se miraron y sonrieron, ella
colocó en pantalla gigante
y a todo color, una mujer de mirada maléfica a las que todos le huían.
– Ella es
la diosa Apolimia, diosa atlante de la vida, la muerte y sobretodo… la
destrucción, la causante del hundimiento de la Atlántida. Señoras y Señores,
ustedes son Apolimia, este es el Proyecto Apolimia, y juntos haremos historia.
Martine levantó su mano y dijo:
– después
que todo acabe ¿Qué pasará con nosotros?
– tendrán
lo que se les prometió, Phil tendrá su dinero y créeme que será suficiente.
Martine, tú tendrás a tu hija y Scott tendrá su…
– ya lo
sé – le interrumpió este ultimo – es lo que mas anhelo – dijo con una mirada de
terror mezclada con rabia
– Sabes
que tu hija ya tiene su propia vida ¿verdad Martine? Solo la conocerás, no te
garantizo que te acepte de vuelta
– con
verla será suficiente – respondió ella
– Bien
– aclaró Ámbar – estaremos en contacto gracias a los GPS anti espionaje creados
por Amy, ningún otro radar los ubicará salvo nosotros.
– Veo
que Amy es de gran ayuda – acotó Phil – me la prestas un día de éstos Ámbar.
Todos rieron, pero Amy lanzó una mirada
fulminante a su interlocutor dejándolo avergonzado por su comentario.
Examinaban una vez mas las instrucciones y veían y escudriñaban los planos del
Castillo y del Palacio Real, de pronto Martine intervino:
–
Sabemos como matar al Rey, pero ¿Cómo haremos con los príncipes?
– Phil
está encargado de eso
Phil reía de orgullo al serle dado semejante
misión, pero reflexionó un poco y añadió:
– y
¿tenemos un Plan B? digo, ¿para el 17 de febrero?
– ¡Morir!
– exclamó Ámbar con un tono escalofriante – si este plan falla, lo mejor será morir,
de lo contrario tendrán una vida de infierno.
Todos tragaron saliva y se armaron de valor
para seguir adelante con el plan, consultaban unos a otros las posiciones que
deberían tomar al momento del evento, como cambiar las coronas, distraer a los
invitados, acorralar a los príncipes, deshacerse de la guardia del Rey y acabar
con la realeza entera, todos estaban ansiosos y emocionados por formar parte de
tal proyecto, Apolimia comenzaba su
ataque.
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