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recuerdo el caso de la Habitación 267, fue hace dos años cuando presté servicio
en la Unidad de Homicidios de Tinaco, Venezuela. Les puedo asegurar que fue el
caso más curioso y complejo que he llevado en toda mi carrera; ese caso se
trataba del Hotel Paraíso, un bello resort de la ciudad de Tinaco, constaba con
hermosas instalaciones… bueno, consta, porque aún existe, eso creo, en fin… Era
muy visitado por cientos de turistas, dicho Hotel tenía alrededor de 500
habitaciones, no era 5 estrellas, pero si muy prestigioso diría yo, poseía
grandes canchas, tres enormes piscinas, un amplio restaurant y un bar donde
cada viernes había barra libre, atraía numerosos turistas; pero desde hace un
tiempo, una especie de “maldición” cayó sobre el paradisiaco hotel, todo
comenzó cuando una pareja de extranjeros se suicidó en la habitación 267, el
caso quedó cerrado, todas las evidencias demostraban que fue un pacto suicida
entre ambos. Sin embargo, tres meses después, una joven se lanzó por la ventana
de su habitación, desde el sexto piso, y curiosamente también se hospedaba en
la habitación 267 ¿casualidad? Eso mismo se preguntó la Unidad en la que
trabajé, no fue sino hasta un tercer incidente en el que otro huésped de la
misma habitación se puso un revolver en la boca para quitarse la vida.
Definitivamente algo estaba pasando allí ¿Por qué sólo los que se hospedaban en
esa habitación terminaban suicidándose? ¿de verdad se suicidaban? ¿o alguien
los asesinaba haciendo parecer un suicidio? Todo era muy extraño y sospechoso,
es allí donde mi equipo y yo entramos en acción, esta es la Historia.
Por cierto, olvidé presentarme, Soy el
Detective Ezequiel Domínguez, miembro de la Unidad de Homicidios #132 del
Estado Cojedes, pero no estoy aquí para hablarles de mi, sino del caso del
Hotel Paraíso, específicamente de las extrañas muertes ocurridas únicamente en
la habitación número 267. Solo había una forma de llegar al fondo de todo y
descubrir el misterio de esa habitación, y era ir como huésped y pasar la noche
en dicho cuarto.
– Es
muy peligroso – me dijo el Jefe del Departamento – eso no nos compete, somos de
homicidio, no investigamos suicidios.
– pero
jefe – reclamé – debe aceptar que es muy sospechosos que tres muertes hayan
ocurrido en la misma habitación del hotel en estos últimos 5 meses.
Discutimos un rato los pros y contras, y al
final terminé aceptando la orden del jefe y su explicación, desistí de seguir
indagando en ese caso, aunque aún me causaba curiosidad.
Esa semana estuve con Andrade, mi compañero
de unidad, investigando varios casos de crímenes pasionales, entre otros; era
todo rutinario, casos resueltos y todo, Andrade y yo éramos los mejores
detectives de Tinaco (modestia aparte) por eso era que nos causaba intriga el
Hotel Paraíso, el cual seguía funcionando perfectamente a pesar de los
escándalos.
No fue sino hasta la mañana siguiente que
pasó lo inesperado por algunos, yo ya me lo imaginaba, El Hotel Paraíso volvió
a ser noticia, una cuarta tragedia ocurría en sus instalaciones, esta vez se
trataba de un homicidio-suicidio, un hombre mató a su mujer y luego se suicidó,
y si, extrañamente estaban hospedados en la habitación 267, de nuevo esa
habitación, ¿acaso estaba maldita o que? La gerencia del hotel no debería seguir
ofreciendo ese cuarto, digo
yo, claro que era lo que más me inquietaba. A la mañana siguiente el jefe nos
llamó a primera hora.
– el
caso es de ustedes – dijo – irán al hotel Paraíso a investigar, pero lo harán
de incógnito
– ¿a
que se refiere jefe?
– Andrade
irá como empleado, ya hablé con el gerente y te ha contratado como “botones”
– ¿y
yo? – le pregunté
–
Domínguez, tú serás el nuevo huésped de la habitación 267
Creo que la tensión se me disparó al oír
eso, aunque estaba emocionado por la intriga que me causaba ese caso, me sentía
asustado por ser el nuevo huésped y una posible victima.
– pero
descuide Domínguez – me consoló – te asignaremos protección, Dos de mis hombres
estarán cerca de ti, junto con Vergara
– ¿Vergara
me acompañará?
– Así
es, ella será tu compañera de habitación.
Daniela Vergara, pertenecía a la Unidad de
extraviados, era muy buena policía y muy observadora, ella sería mi pareja en
el caso, el jefe nos dio las instrucciones, Vergara y yo nos haríamos pasar por
una pareja de recién casados para investigar el caso desde adentro, y no, no
hubo nada de aquello, somos muy profesionales. Otros compañeros se hospedarían
en la habitación contigua.
Ya todo estaba listo, llegamos al Hotel,
Daniela y yo, los dulces “recién casados” fuimos directamente a recepción.
– Una
habitación por favor
– desde
luego – dijo la recepcionista – ¿tienen reservaciones?
– No,
nos acabamos de casar
–
Felicitaciones, tenemos suite para recién casados
–
queremos la misma habitación donde estuvimos hace un año cuando nos conocimos –
dijo Daniela
– con
todo gusto, ¿Cuál es?
– cero
que era la 277 – dije yo
– oh no
amor – mencionó Daniela – era la 267, lo recuerdo bien porque era el número del
ticket de lotería ¿recuerdas?
–
tienes razón mi vida, lástima que no lo ganamos
La aventura apenas comenzaba, pero lo que
ocurriría después cambiaría nuestras vidas por completo.
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