Un viaje! ¡Nos vamos de viaje! — gritaba emocionado el joven Rick desde su habitación, luego de que su
madre le diera la maravillosa noticia.
— No, no nos vamos, tú te vas con tu hermano; Yo no
puedo ir — contestó ella.
— Pero, se suponía que eran mis vacaciones Mamá —
respondió furioso Marco. — es mi fin de semana con Cindy.
— Es suficiente Marco, te llevas a tu hermano
contigo o simplemente no habrá viaje — aclaró su madre.
— No es justo, ¿porque debo llevar un chaperón?
— Tómalo o déjalo.
— De acuerdo, el mocoso vendrá con nosotros.
Marco
salió furioso y se dirigió a su recámara cerrando la puerta tras si con suma
violencia. Al rato entra Rick para hablar con él.
— Yo sé que te estropeé tus planes, pero me
gustaría conocer las Playas de Arica — dijo Rick.
— No es eso Rick, no es que tenga algo contra ti;
solo es que pensaba estar a solas con Cindy.
— Eso no es problema, me haré invisible
— No juegues
— Es verdad, tengo un amigo en San Martin, me
quedaré en su casa y tú estarás libre con tu noviecita.
— ¿En serio? ¿Harías eso?
—Claro, lo que importa es que Mamá crea que estaré
contigo.
—Bueno…tampoco es que te me vas a perder de vista.
—Claro que no, simplemente no estaré bajo tu
cuidado todo el tiempo, ya tengo quince años.
—Gracias Ricky, eres un gran hermano, llamaré a
Cindy.
—Tampoco es que te saldrá gratis.
—Me lo imaginaba, después hablamos de eso.
* * *
—Anya, tráeme mi botella de agua por favor — decía
Geribeth mientras se peinaba frente a su espejo de dos metros cuadrados.
—Aquí tiene Señorita.
—Gracias, oye… ¿Qué te parece este vestido? — dijo
Geribeth mostrándole el traje que llevaba puesto.
—Es hermoso señorita, aunque me gusta más el azul.
—Tienes razón, el verde no pega conmigo; me
cambiaré.
Geribeth
era muy atenta y preocupada por su apariencia, como modelo que era, tenía que
cuidar su imagen.
—Geri, te tengo dos noticias, una buena y una mala.
¿Cuál quieres oír primero? —preguntó su manager que entraba en ese instante.
—Ay Robbie, me estoy cambiando; además odio cuando
vienes con eso, dime la buena.
—Te conseguí un contrato por 20 mil dólares para
una sesión de fotos en las Playas de San Martin para este domingo.
—Genial, es grandioso… Y ¿Cuál es la mala noticia?
—Que no hay vuelo disponible hasta el lunes, y
tendremos que irnos en Expreso.
—Queeé!, ¿estás loco?, ni muerta me monto en un
Bus.
—No es un bus, Geri, es un expreso con aire
acondicionado, asientos reclinables, televisión; igual a un avión.
—Robbie….. Es un bus.
—¿Quieres o no quieres ir?
—Que más da, pero quiero los mejores asientos.
—De acuerdo, te dejo porque debo reservar los
puestos.
—Sé que me arrepentiré de esto —murmuró Geribeth.
* * *
La compañía de celulares “Blest” se disponía a anunciar el ganador del
premio mayor ofrecido a sus clientes en la promoción de vacaciones, a través de
un programa de TV.
Se lanzaron varios sobres al aire y la animadora del concurso tomó uno,
lo abrió y anunció el ganador.
—El afortunado que irá a San Martin por tres días
con todos los gastos pagos es… Tedán Williams, cédula de identidad número
54.390.855, Felicitaciones, y gracias por usar tu línea Blest.
Ted estaba
viendo el programa y de inmediato saltó de una vez sobre el sillón de la sala.
—Gané, gané, ¡Ganeeeé!
Aún seguía
brincando cuando sonó su celular.
—Buenos días, Sr. Williams.
—Como les va, gracias, gracias.
—Ud. dispone de tres tickets V.I.P para el Hotel
San Martin, uno para cada día; podrá consumir y comprar lo que quiera dentro de
las instalaciones del hotel; Además cuenta con una tarjeta Premium para cuando
desee ir a la playa, Recuerde que el domingo a las 23:59 expira su premio; Disfrute
estos tres días.
—Lo haré, lo haré, muchas gracias.
—Venga a reclamar su premio en el transcurso de la
tarde, trayendo su cédula de identidad, y claro está, el pasaje de aquí al
hotel San Martin va por su cuenta, ¿comprende?
—No se preocupe, así sea en carretilla me voy.
Ted fue
rápidamente a buscar su premio, regresó a su apartamento y comenzó a hacer su
equipaje, llamó a unos amigos para darle la noticia.
—Serán las mejores vacaciones de mi vida —decía
él.
* * *
—¿Esta misma noche? ¿Estás segura Lany? —le decía
Tamara a su hermana por teléfono. —Por favor tranquilízate, iré para allá hoy
mismo.
Tamara
metió unas cuantas cosas en una maleta y salió de su departamento, pero al
salir se devolvió.
—Rayos, dejé mi celular.
Volvió a
entrar, tomo su teléfono y escribió algo en un papel: “Karen, me voy a La
Floresta, regreso el lunes o el martes; te llamaré luego, Lany está mal…
Tamara”. Luego salió y bajó las escaleras, al llegar abajo se encontró con
Karen, su compañera de apartamento.
—¿A dónde vas Tamy? — preguntó Karen
—Karen, voy a La Floresta, te dejé una nota.
—Pero ¿Por qué? ¿Pasa algo?
—Es Lany, me llamó; Parece que su ex viene esta
noche, y ya sabes como se pone.
—Pero dile que lo denuncie con la policía
—Oh vamos, la policía no sirve para nada.
—Ten cuidado Tamy, si te llegas a encontrar con él…
—Eso no pasará, si ese desgraciado se atreve a
ponerle una mano encima a mi hermana, no sé de lo que soy capaz.
—No digas tonterías.
—Te dejo Karen, debo tomar el primer autobús que
vaya a La Floresta.
—¡Cuídate mucho! — le gritó Karen a Tamara mientras
ésta se alejaba.
Veinte
minutos después, Tamara estaba en el terminal de pasajeros.
—Disculpe Sr, ¿Sabe cuando sale el bus hacia La
Floresta? — le preguntó al recepcionista de pasajes.
—Lo siento Señorita, pero ese bus ya salió.
—¿Cómo? Y ¿Cuándo sale el próximo?
—Mañana a las nueve de la mañana.
—No puedo esperar tanto, esto es una emergencia,
por favor.
—Lo siento mucho.
—No lo entiende, mi hermana está en peligro, debo
ayudarla, y tiene que ser hoy mismo.
—Tenemos un expreso que va para San Martin Srta. La
Floresta está en la misma ruta, puede Ud. montarse y se queda en La Floresta.
—Gracias, si me sirve, y ¿Cuándo sale el Expreso
San Martin?
—Esta noche a las 8:00 pm
—¿Y es el único bus que pasa por La Floresta?
—Si Señorita.
—De acuerdo, esperaré… solo espero que no sea
demasiado tarde para Lany.
* * *
Luisana Bracamontes se despertó ese día con fatiga, sentía que iba a
vomitar, así que se tomó una pastilla. Miró la hora, eran las ocho de la
mañana, se bañó, se vistió, desayunó y salió a trabajar. Ella era peluquera, al
llegar a su peluquería habían varias clientas.
—Buenos días Sra. Ana, Buenos días Sra. Marta—
saludó Luisana a sus clientas favoritas.
—Hoy no vine a arreglarme el cabello Luisana —
decía la Sra. Ana, — Vine a agradecerte.
—¿Agradecerme qué?
—Por lo que me dijiste la semana pasada, todo se
cumplió: Mi esposo recuperó su empleo, y mi hija no estaba embarazada. ¿Cómo lo
supo? ¿Acaso eres vidente?
—No sea tonta Sra. Ana, con todo respeto. Pero los
videntes y brujas son solo inventos de la gente. Yo simplemente tuve una
corazonada, eso es todo.
—Aun así déjeme recompensarle, ¿le gusta la playa?
—¿Por qué lo pregunta?
—Porque está Ud. cordialmente invitada a la boda de
mi hija que se llevará a cabo en la Playa de San Martin.
—¿En Arica? ¿No está muy lejos?
—Solo son cinco horas en bus, vamos por favor, no
diga que no, mi hija anhela conocerla.
—Sería muy atrevido de mi parte si voy a esa boda
solo porque dije que ella no estaba embarazada antes de que se corroborara, ¿no
cree Ud.?
—De ninguna manera, estaré encantada; Es más, aquí
le dejo el boleto del bus, ésta noche a las ocho en punto
sale el Expreso, no falte, yo me voy de una vez para allá. — dijo la Sra. Ana y
se fue.
Luisana se quedó viendo el boleto del pasaje por un momento, una sonrisa
irónica se dibujó en su rostro mientras veía el número de asiento de su boleto.
—Tengo un mal presentimiento de todo esto—
comentaba Luisana.
—¿Se refiere a mi cabello? — preguntó la clienta a
la que estaba atendiendo.
—No, Sra. Marta; no es Ud., hablaba de… olvídelo,
no me haga caso.
Luisana
terminó de atender a sus clientes y salió temprano, fue a una tienda a comprar
un vestido para usarlo en la boda, y le llamó la atención un cartel que decía: “Una vaca cambiará tu rumbo”, muy
extrañada se acercó mas y logró leerlo completo: “Unas vacaciones cambiarán el rumbo de tu vida”. Luisana quedó más
confundida pero con una extraña sonrisa.
* * *
—Por fin tendré las vacaciones que tanto anhelaba—
decía el detective Julián Montiel mientras recogía unas cosas de su oficina.
—¿Qué haré si viene un cliente pidiendo sus
servicios Sr.? — preguntó su secretaria.
—Le haces una cita para el próximo viernes Celia.
—Lo que Ud. diga Sr., espero que le vaya bien en
sus vacaciones.
—Yo también, no sabes por todo lo que he pasado
para llegar hasta aquí, Aaahh— suspiraba él, —esos casos que me enseñaron todo
lo que sé, tuve grandes maestros.
—Lo felicito Sr., ahora su nombre es reconocido en
todo el país, y en otros países también.
—Bueno, en mi país natal fue donde tuve mis
primeros casos, allí trabajé con muchos inspectores que me ayudaron a crecer
como detective y como persona, luego me vine éste país buscando nuevos horizontes.
—Y no ha parado de triunfar Sr. Sus clientes quedan
satisfechos ¿Cómo hace Ud. para resolver esos casos tan fácilmente?
—Creo que es un don Celia, o simplemente años de
experiencia.
—¿Y a donde piensa ir?
—Iré a la playa, luego a la montaña, y después a la
selva.
—¿La selva?
—No es cierto, — reía irónicamente Julián, —solo
iré a las playas de San Martin y luego iré al páramo de Tucumán.
—Buen viaje Señor, aquí tiene su boleto, el Expreso
sale esta noche a las ocho, ya hice reservaciones para Ud. en el Hotel San
Martin.
—Muchas gracias Celia, ¿Qué haría yo sin ti?
—Absolutamente nada Sr., absolutamente NADA—
susurraba sonriente Celia.
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