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hora que vamos a hacer? — preguntó Cindy.
—No lo sé — contestó Marco, —esperemos a ver que
dice el chofer.
El
Conductor del Expreso volvió luego de revisar el estado del bus.
—El impacto rompió varias piezas y tenemos tres
llantas desinfladas —dijo él — Quédense aquí mientras voy por ayuda.
—¿Se ha vuelto loco? — dijo Anya, —¿Nos piensa
dejar solos a la intemperie?
—¿Sí? — respondió Luisana, —No podemos quedarnos aquí
varados.
—Yo solo buscaré un teléfono cercano para llamar a
la estación —aclaró el conductor.
—¿Y por qué no prueba con un celular? — sugirió
Tamara.
—¿Ya lo probó Señorita? ¿Tiene cobertura?
—No, no hay señal.
—Yo tampoco tengo señal — dijo Geribeth.
—Ni nadie, porque en esta área no llega ninguna
señal de ninguna línea — dijo el conductor.
—Maldito Blest — reprochó Ted, —Tienen buenos
premios, pero la cobertura al aire libre es pésima.
—Pienso que debemos mantenernos juntos dentro del
bus, allí estaremos más seguros — sugirió Julián.
—¿Y Ud. quien se cree? ¿Quién lo nombró líder? —
reprochó Marco.
—Déjalo en paz, ¿Acaso no sabes quien es? — le dijo
Rick, —Es el mejor detective del país: Julián Montiel.
—¿En serio?
—Pensé que era más viejo.
—Es un placer tenerlo con nosotros.
—He oído como ha resuelto varios casos confusos.
La pequeña
multitud presente se aglomeró alrededor de Julián con sumo interés en él,
mientras que Geribeth se veía a un lado, ella ya no era el centro de atención,
su fama había sido desplazada drásticamente a otra persona de la manera más
inimaginable.
—Señores, ¡Señores! — gritó el conductor, —Iré a
buscar ayuda ahora mismo.
—Yo lo acompaño — dijo Ted.
—Muchas gracias joven.
—¿Por qué no vamos todos? — sugirió Marco, —Vi una
especie de hotel unos kilómetros atrás.
—Es cierto, también lo vi — aseguró Tamara,
—Parecía mas bien una posada.
—De acuerdo — dijo Luisana, —Cualquier cosa será
mejor para pasar la noche que este bus chocado.
—Entonces vamos, llevemos las valijas.
El grupo
entero tomó cada uno su equipaje y comenzaron la travesía hacia atrás, en busca
de ese hotel. Marco, Cindy y Julián iban charlando de cómo afrontar algunos
problemas de la vida; Rick y Tamara iban mas atrás conversando:
—Nunca me imaginé que tuvieras quince años,
aparentas más.
—¿En serio Tamara? ¿Será que me dejarán entrar en
la disco?
—Ja ja, creo que sí; Llámame y te consigo pasar.
Más atrás
de ellos caminaban Geribeth, Anya, Robbie y el Conductor. Geribeth les contaba
sobre sus experiencias en otros países mientras Robbie alzaba su celular
moviéndolo a todas las direcciones tratando de agarrar alguna señal en su
móvil.
—Por lo menos seguimos en Arica.
—Si, vi un letrero hace rato que decía: “Bienvenido
a la región de Arica”
Mientras
tanto Ted y Luisana los seguían:
—No puedo creer lo de la vaca en tu sueño.
—Ya viste Ted que sí ocurrió, te lo dije ¿no?
—Pero, ¿en verdad eres psíquica?
—No, nada de eso, es que solo a veces tengo
presentimientos que se cumplen, ¿no sé por qué?
—Pero ese sueño que me contaste es de lo mas
extraño, sobre todo ver una vaca comiendo maíz. ¿Qué tiene que ver el maíz?
Ya habían
llegado al pequeño hotel que más bien era una Posada. Luisana se detuvo mirando
la posada muy asombrada, los demás ya habían entrado.
—Ted, ¡Mira! — le dijo señalando el letrero principal
de la entrada.
Ted alzó
la vista y su cara de asombro denotó que estaba de acuerdo con la extraña
mirada de Luisana, mientras leía el letrero que decía: “Bienvenidos a la Posada
Maizén”.
—Allí tienes el “maíz” del sueño.
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