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racy y Leticia fueron llevadas a la Jefatura
principal de la Provincia de Arica a unos kilómetros cerca de la Posada. Los
demás huéspedes continuaron su viaje, menos Luisana quien canceló su visita a
la boda y acompañó a su nuevo novio Ted a pasar un día en el Hotel San Martin
con los gastos pagos, ya que era el último día que le quedaba a él.
Al otro
día en las hermosas playas de San Martin, Luisana estaba pensativa mientras
tomaba el sol con Ted.
—¿Qué te ocurre? — preguntó Ted.
—Es que todo lo de mi sueño ocurrió, la vaca, el
maíz, la muerte de alguien, el espejo y los jaguares, pero el unicornio nunca
pasó.
—Bueno, no esperarás que aparezca ahora un
unicornio.
—No literal, pero por lo menos simbólicamente, o
eso pensaba yo, creo que después de todo no soy tan presuntuosa.
—Deja de pensar en lo sucedido en esa Posada, más
bien dale gracias a Dios que saliste con vida después de convivir con dos
asesinas de sangre fría.
—Tienes razón Ted, al diablo con el unicornio —dijo
Luisana.
Mientras
tanto la Posada Maizén seguía funcionando normalmente, Julián y Víctor aún se
encontraban allí terminando el informe oficial del caso, al que llamaron “Caso del
Trece” por las numerables situaciones en el que ese número aparecía de una u
otra forma, al terminar el informe Julián le pregunta a Víctor:
—¿Qué fecha es hoy Thor? Para que firmemos el
informe.
—14 de Diciembre Julián.
De
inmediato ambos se miraron boquiabiertos uno al otro, su asombro se hizo
notable y aún en su asombro Julián respondió:
—Es decir que ayer fue trece.
—Si, de nuevo el trece.
—En ese caso firmaré el informe con fecha de ayer,
—dijo Julián y escribió 13 de Diciembre.
—¿Qué habrá pasado con el unicornio?
—Ah sí, el del sueño de Luisana, ni idea, tal vez
ella no era tan acertada. No podía pegarlas todas.
—Sí, creo que tienes razón.
Ya iban
saliendo los dos oficiales al departamento de Policía en la capital, cuando
recibieron una llamada del teléfono de la posada.
—¡Como! —dijo Julián— ¿A que hora?... Sí, vamos
para allá… Muchas gracias —y colgó, luego le dijo a su compañero: —Vamos a la
Jefatura porque algo pasó con Mel y Tamara.
—¿Qué habrá sido? Creo que nada me sorprendería.
A los
veinte minutos los oficiales Montiel y Almarza estaban en la jefatura.
—¿Qué sucedió Señor? —preguntó Julián al Guardia de
la jefatura.
—La Señora Leticia, o Mel, fue encontrada muerta en
su celda esta mañana con un frasco de pastilla medio vacío y una nota.
—¿Cómo consiguió todo eso?
—No tengo idea Señor, nosotros la registramos bien.
—Así de bien lo harían —dijo Julián sarcásticamente
reluciendo la ineptitud de los guardias.
—¿Qué dice la nota? — preguntó Víctor.
—Aquí la tienen señores — dijo un guardia y ambos
la leyeron:
“Ya no quiero continuar con este estilo de
vida, estoy cansada de huir, donde vaya siempre me encontrarán o alguien me
reconocerá. Debí quedarme en Puerto Rico, pero ahora ya no importa. Me
encontraré con Tommy en el infierno; Como lo siento Brian, lamento tanto que
haya terminado así… Leticia.”
—Entonces fue suicidio.
—Así parece Julián, creo que tenemos otro caso.
—¿Cómo? ¿Investigaremos la muerte de una asesina?
—Tal vez, y ¿Cómo está la otra detenida? —preguntó
Julián.
—Gracy o Tamara escapó anoche Señor — respondió el
guardia.
—¿Cómo? ¿Se dan cuenta de lo que hicieron? —
preguntó consternado Víctor.
—Creo que debemos
investigar si Leticia se suicidó o si Gracy tuvo algo que ver. ¿Cómo
escapó ella?
—Atacó a uno de nuestros guardias de turno y le
robó las llaves, ya tenemos un escuadrón buscándola, no debe estar lejos. —
dijo un oficial de la jefatura.
—Eso es lo que creen, no se imaginan lo astuta que
es esa chica, de seguro debe estar rumbo a otro país. — recalcó Julián.
—Que chica tan pertinaz, pero… ¿sabes que otra cosa
es curiosa Julián? —dijo Víctor— Que ayer éramos sólo trece huéspedes en la
posada.
Julián se
puso a contar.
—No Thor, sólo éramos doce: La Srta. Geribeth, su
manager Robbie, Anya, los dos hermanos Casetti, Cindy, Ted, Luisana, Tamara, el Sr Combs, Tú y Yo. —dijo Julián—
recuerda que ni Mel ni el Sr Maizén cuentan como huéspedes porque ellos
trabajaban allí.
—Eso ya lo sé
—¿Entonces quien era el huésped número trece?
—El hijo de Cindy que crecía en su vientre.
—Tienes razón Thor —dijo Julián sonriendo— Gracias
a Dios que estás tú aquí para darle ese buen humor a todo este asunto
interesante.
Transcurrieron más de dos meses, Marco y Cindy planeaban su boda, Cindy
quería casarse pronto antes que su barriga se notara. Ya tenían su propia casa,
la que Geribeth les dejó en el testamento.
—Mi amor —dijo Marco— Voy al terminal a buscar a
Rick, él no sabe llegar acá, y así lo ponemos a que nos ayude a equipar la
casa.
—Está bien mi vida, —dijo Cindy— Ya me estoy
acostumbrando al calor de la ciudad.
Marco
salió y tiempo después sonó el timbre. Cindy fue a abrir la puerta y antes que
emitiera algún sonido, un filoso cuchillo era lanzado con fuerza en medio de su
frente. Cindy cayó muerta al instante mientras Tamara se acercaba para decirle:
—¿Creíste que nunca me enteraría de que tú eras la
otra hermana de Geribeth? Pues ahora ya no hay parientes de esa maldita, nunca
debiste apoderarte de lo que le pertenecía a Gisela.
Tamara, mejor conocida como Gracy, se alejaba de la
escena y se perdía en el horizonte como ella siempre lo había hecho, huyendo de la justicia, quien sabe a que otro país
iría, ya que era buscada en más de uno, ahora ella planeaba convertirse en una
leyenda criminal a nivel internacional.
Horas
después Julián recibe una noticia mediante su secretaria Celia:
—Le mandaron a decir que encontraron a Virginia
Yamal muerta en su casa.
—¿Cindy?, ¡No puede ser! ¿Cómo murió?
—Con un cuchillo incrustado en su frente Señor. —
dijo Celia.
—Gracy… sólo ella pudo ser, no ha perdido la
costumbre de los cuchillos. ¡Hasta cuando Gracy! — resaltó Julián.
—Al parecer el cadáver fue encontrado por su novio,
y lo curioso es que la policía dijo que ella lucía tan bella y radiante, con
ese cuchillo clavado en medio de su frente que hasta parecía un…
—Un Unicornio — interrumpió Julián.
—Sí, ¿Cómo lo supo?
—Después de todo, la pesadilla llegó a su final,
todos los elementos del sueño de Luisana se cumplieron. Debería escribir un
libro o algo así. El unicornio ¿Quién lo diría? —susurraba el detective Julián
Montiel mientras tomaba un trago de whisky y se recostaba en el cómodo sillón
de su oficina.
FIN.
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