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ambiente se tornó mas tenso, la tarde avanzaba mas y los miembros del jurado se
retiraron de la casa donde tenían recluida a Isamar.
– ¿tu
sabías eso? – le preguntó Brigitte a Isamar una vez que los demás se hubiesen
ido.
– ¿Qué
cosa?
– que
existe alguien más dentro de ti, aparte de Isadora e Isabella
– claro
que no Brigitte, ya lo hubieses notado.
– aun
así quiero saber si tú también lo has hecho
– ¿también?
¿acaso sabes algo?
– Isamar,
llevo años conociéndote, a ti y a las otras, y sé que las tres han aprendido a
hacer las paces, pero ahora es distinto, tu esposo fue asesinado, y te culpan a
ti y a tus amigas internas de eso, ¿ya ves la gravedad del asunto?
– aun
no me has respondido
– lo
que trato de decirte es que recientemente he visto un nuevo comportamiento en
ti, es decir, en ustedes, no sé si sería alguna de ustedes tres tratando de
desviar la atención del juicio intentando alegar algún tipo de “locura” para
salir librada de la sentencia, o por el contrario, existe de verdad una cuarta
persona en ti.
– ¿entonces
si has visto a otra más? ¿Cómo se hace llamar? Oh Brigitte, eso es terrible, si
eso es cierto, significa que no tengo control sobre ella, porque aún ignoro su
existencia.
– Aun
no hay nada confirmado, hablaré con la fiscalía para ver si se puede aplazar el
juicio, y así tratar esta situación con mayor cautela.
– espero
que si, gracias Brigitte, por seguir con mi caso y no huir como los otros
especialistas.
– esos
doctores que te trataron son unos tontos, no supieron entender bien este
trastorno, tu caso es el mejor que he tenido en toda mi carrera, aún así, eres…
bueno… son ustedes mis amigas y las ayudaré en lo que pueda.
– gracias
de nuevo, pero ya viste como es ese jurado, no tendrán contemplación de mi, no
les importará si hay una cuarta personalidad…
– de
ser así – interrumpió la Dra. Mendoza – ella podría ser la asesina de Arnaldo.
– ¿aun
crees que fue una de nosotras?
– No
Isamar, por eso mismo pienso que pudo ser otra aparte de ustedes tres.
– aun
así, sigo siendo yo, sigue siendo mi cuerpo el enjuiciado y el que irá a
prisión.
– No
dejaré que eso pase
– pero
el jurado…
– luego
me encargaré del jurado, por el momento quiero saber que piensas de esa cuarta
persona, ¿Quién puede ser? ¿y si hay una quinta?
– ¿una
quinta? ¿Pero tu me quieres volver loca? Ahora que soy ¿una academia de
alter-egos locos?
– solo
quiero saber el motivo de sus manifestaciones.
– será
para mañana, porque estoy cansadísima – dijo Isamar exhalando un gran bostezo.
– de
acuerdo, descansa, mañana nos ponemos a trabajar en la búsqueda de una nueva
personalidad, suponiendo que de verdad existe.
– aunque
seguro los del jurado vendrán de nuevo a indagar en todo.
– estaré
preparada – respondió Brigitte.
Una hora después el silencio reinaba en la
casa, todos dormían plácidamente, incluso los guardias cabeceaban de vez en
cuando. En ese instante la puerta principal se abría lentamente, mientras
alguien entraba, alguien que caminaba muy despacio y discretamente hacia la
habitación de Isamar, abría la puerta de su cuarto y cuando estuvo frente a
ella sacó un enorme cuchillo clavándoselo en el pecho a la joven que dormía en
dicha cama.
– “nunca sabrás la verdad maldita Isamar”
– susurraba el intruso mientras apuñaleaba a la joven.
A su vez, ésta jadeaba del dolor, sin poder
respirar, seguía moviéndose en su cama con el cuchillo aun clavado en su pecho,
todo estaba oscuro, pero el resplandor de la luna que entraba por la ventana
lograba detallar el rostro de la víctima.
– Tu no
eres Isamar ¿Dónde está ella? – dijo el importuno homicida.
En ese momento Isabella entraba y al ver al
intruso junto a la cama lanzó un grito:
– ¡AUXILIO!
¡Hay alguien en el cuarto! – gritaba ella.
El intruso salió disparado por la puerta
empujándola y tirando a Isamar al suelo.
– ¿Qué
sucede? – preguntó un guardia quien llegaba de prisa
– un
ladrón, un intruso, estaba aquí, salió corriendo por allá.
Isabella se levantó y se acercó a Brigitte
quien seguía agonizando en su cama con un cuchillo en el pecho.
–
¡Hirieron a Brigitta! ¡AYUDENME! ¡Chiami un’autoambulanza! ¡Chiami subito un
medico! ¡Brigitte está herida! Ella…
Y de inmediato Isadora ocupó su lugar.
– esto
es demasiado – dijo Isadora al mismo tiempo que sacaba el cuchillo del pecho de
Brigitte – ¡No te muevas! Ya viene una ambulancia.
La Doctora Mendoza respiraba hondo, mientras
Isadora acariciaba su cabello y contemplaba perpleja la sangre que se chorreaba
por la filosa hoja del cuchillo.
–
¿Quién te habrá hecho esto? – dijo Isadora, y al instante Brigitte entraba en
shock.
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